
Vía Zócalo, «proyecto vertical en el centro de Monterrey con Departamentos, Oficinas y Locales Comerciales». Con esa simpleza lo describe el Blog preparado exclusivamente para promover el mega-proyecto inmobiliario de DM Desarrolladora de proyectos[1]. Una de las entradas del Blog lo caracteriza como un proyecto DOT o Desarrollo Orientado al Transporte, modelo que «busca promover el caminar, el uso de bicicletas, el transporte público y el transporte compartido entre los ciudadanos» y con ello una movilidad eficaz y sustentable[2]. Otra entrada del mismo blog explica por qué vivir en el centro de Monterrey es el futuro[3], y una más, para completar el marco explicativo, señala las ventajas de las viviendas verticales[4].
Siguiendo a Ana Fani Alessandri Carlos –durante la primera jornada del XXV Aniversario de la Cátedra de Geografía Humana Élisée Reclus[5]–, estamos frente a un caso más de revalorización del espacio urbano en servicio de intereses neoliberales.
Renacimiento del centro, sustentabilidad, conectividad, exclusividad, gente visionaria y un estilo de vida moderno: son las palabras mágicas del proyecto Vía Zócalo –a las que alude Alain Musset en dicha Cátedra–, que componen un discurso de innovación y conectividad en la urbe regiomontana. A su vez, tales palabras mágicas, a las que nadie puede oponerse, reflejan la ideología que permite la acumulación capitalista neoliberal; en palabras de Musset, se trata de una ideología legitimada a nivel individual por la lógica L’Oréal, en referencia a su conocida campaña de marketing: «Porque yo lo valgo».

El proyecto, integrado por dos torres de 39 pisos (de hasta 135 metros de altura) y una de 20 pisos, ignora por completo la importancia del patrimonio histórico y cultural de la arquitectura norestense aun presente en las angostas calles del barrio antiguo y del barrio de Santa Lucía, trastocando el paisaje arquitectónico de una forma brutal tanto por sus dimensiones verticales como por su diseño en sí mismo. Pareciera una secuela gigantesca de aquella gran intervención urbana del primer cuadro de la ciudad, integrada por la Macroplaza, el Paseo Santa Lucía y el Parque Fundidora, a los que refiere el historiador Jaime Sánchez Macedo en su trabajo Donde habita el olvido (2019)[6], como un lugar más que borrará la memoria histórica presente en uno de sus ejes centrales; la calle Matamoros que conecta el centro de la ciudad con el recinto histórico de El Obispado.
La delegada del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Nuevo León, Martha Avalos Salazar, ha manifestado abiertamente su inconformidad sobre el proyecto Vía Zócalo en diversos medios de comunicación[7], asegurando que se está realizando con irregularidades legales, operando en una zona gris mediante un amparo, por lo que el INAH demanda se detenga la obra. Afirma que no se solicitó permiso o autorización alguna al INAH y que se están pasando por alto diversas leyes y decretos que definen la zona como zona de conservación histórica y prohíben tales megaproyectos, entre ellas:
- Ley de Patrimonio Cultural del Estado de Nuevo León.
- Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticas e Históricas.
- Decreto del gobierno de Nuevo León que declara el Barrio Antiguo como zona protegida.
Ante la crisis actual de provisión de agua potable en toda la zona metropolitana de Monterrey, un aspecto sumamente cuestionable del proyecto es su viabilidad en términos de la provisión de servicios de agua y drenaje, y las posibles afectaciones a los barrios en los que se ubicaría. El Director de la paraestatal Agua y Drenaje de Monterrey (AyD), Juan Ignacio Barragán, asegura que el proyecto Vía Zócalo, autorizado por la anterior Administración Municipal (la segunda de Adrián de la Garza), excede la factibilidad de los servicios de agua y drenaje al estar casi al doble de la densidad permitida para la zona. El funcionario señaló, en un pronunciamiento por demás ambiguo, que se opone al proyecto pero que AyD no puede hacer nada porque la autorización se otorgó con anterioridad y es por lo tanto válida hasta que dicha factibilidad tenga que renovarse[8].

Además, se prevé el congestionamiento vial en las calles del centro histórico, pues aunque el proyecto promete fomentar la movilidad alternativa y el menor uso del automóvil privado, también incluye 1000 cajones de estacionamiento, que sumarán al parque vehicular que ya desborda otras áreas del centro de la ciudad.
Vecinos y vecinas del barrio antiguo rechazan el proyecto y están participando activamente en distintos foros televisivos, charlas y debates en torno al proyecto y a temas relacionados con el desarrollo urbano, posicionándose firmemente ante la palpable ausencia de una política de vivienda, y ante la política de gestión de suelos a favor de intereses económicos privados y la rampante especulación inmobiliaria en el centro de Monterrey. Lo anterior a pesar del temor a represalias de los grandes poderes empresariales y políticos detrás del proyecto, como mencionó una vecina, en una mesa de debate con vecinxs e interesadxs realizada el 2 de junio en el Centro Cultural Gargantúa. En dicha discusión también quedó de manifiesto que la preocupación es creciente y que el tiempo para exigir un alto a la obra pareciera agotarse o incluso situarse en la imposibilidad del pasado. No obstante, existe una junta de vecinos del barrio antiguo, quienes están decididos a dar todos los pasos legales para frenar el proyecto Vía Zócalo.

Seguramente, ante las presiones de la gentrificación y la turistificación de los históricos barrios centrales de Monterrey, algunxs habitantes venderán sus propiedades a las grandes inmobiliarias; en la Cátedra Eliseé Reclus del jueves pasado, Musset hablaba de una auto-expulsión consensual, pacífica, de los más vulnerables para dar paso libre a la especulación inmobiliaria, creyendo que ganan algo por la solvencia inmediata que trae consigo la venta, cuando en realidad lo pierden todo en calidad de vida. Yo agregaría que todos los habitantes de la ciudad perdemos: memoria, paisaje, acceso, espacios comunitarios, habitar sin consumir; en definitiva, perdemos el derecho a habitar la ciudad.
Finalmente me pregunto, ¿por qué no estamos muchos más habitantes de la ciudad defendiendo lo poco que queda de la identidad norestense? ¿Acaso gobierna aun la administración municipal pasada el destino del barrio antiguo? ¿Verdaderamente ninguna instancia del gobierno actual puede hacer algo para detener esta mega-obra que acabará con los últimos resquicios del patrimonio histórico, cultural e identitario construido a través de siglos en la ciudad de Monterrey?
Detrás de Vía Zócalo, está en juego nuestro derecho a la ciudad.
7 de junio de 2022
[1] Otros proyectos de la inmobiliaria DM Desarrolladora de proyectos son Punto Valle (San Pedro), Vantash, Antica Plaza (Carretera Nacional – La Rioja), Antica Residencial, El Alear.
[2] Ver: https://www.viazocalo.com/que-es-un-proyecto-dot/
[3] https://www.viazocalo.com/por-que-vivir-en-el-centro-de-monterrey-es-el-futuro/
[4] https://www.viazocalo.com/porque-las-viviendas-verticales-son-el-futuro/
[5] Coloquio Internacional “Justicia Espacial: Visiones Geográficas”, XXV Aniversario de la Cátedra de Geografía Humana en homenaje al geógrafo anarquista francés Élisée Reclus, realizada el 2 de Junio. Mesa 1 sobre Justicia espacial y neoliberalismo. Disponible en: https://fb.watch/dq2560OvBg/
[6] Sánchez-Macedo, Jaime, Donde habita el olvido. Conformación y desarrollo del espacio público en el primer cuadro de la ciudad de Monterrey, 1980-2007, México, Conarte, 2019. Ver también su reciente contribución en este espacio: Batallas por la memoria…
[7] Canal 28 NL (27.05.2022). ¿Vivir de manera vertical? La Nocturna. Disponible en: https://youtu.be/ELy19hMifu8
Chio, Yolanda (01.06.2022). Ve INAH ‘crimen’ en Barrio Antiguo; piden detener Vía Zócalo. Info7.
[8] Reyes, Daniel (19.05.2022). Excede Vía Zócalo factibilidad para servicio de agua. El Norte.
Desde que pusieron al neoliberalismo cómo argumento careció de objetividad el artículo
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