
La sensibilización en temas de género es necesaria para la promoción de relaciones sociales igualitarias. Hablar del asunto en las instituciones de educación superior ha tenido que ver más con las acciones de la sociedad civil organizada, los estudios de género y la teorización impulsada por el movimiento feminista que con la voluntad de las autoridades universitarias. Y es que, en la toma de decisiones, las intenciones responden a directrices que señalan la revisión de normativas y programas institucionales a fin de dar cuenta de las estrategias que pondrían en marcha un proyecto de equidad e inclusión educativa, empujado por organismos supranacionales. Un documento clave para la comprensión del tema es el Atlas Mundial de la Igualdad de Género de la Educación, realizado por la UNESCO en 2012.
En la Universidad Autónoma de Nuevo León se ha considerado el curso Cultura de género como uno de los que conforman la lista de materias del área curricular de formación general universitaria. Creado en 2019 como parte de los trabajos de rediseño de los programas educativos de la Facultad de Filosofía y Letras, ha sido retomado por las autoridades universitarias para ofrecerlo al resto del estudiantado como una vía de dar respuesta a una demanda social: la educación con perspectiva de género. Está claro que un curso no es suficiente para la formación de la perspectiva, pero sí podría ser el motivo para generar discusiones en torno al tema.
Hay mucho que decir al respecto, sin embargo me detendré en una controversia que ha tenido lugar en las redes sociales. En días pasados, vi una publicación que decía:
Cultura de género como materia de educación general obligatoria en la UANL???!!! Yo sé que éste no es el peor problema de la universidad pero neta si ya ser competencias era malo ahora con estas «materias» que a fuerza tienes que cursar seas progresista o no…
La transmisión vino de parte de quien administra la página pública de Facebook denominada Guerra de Facultades UNI, cuya información presenta la siguiente descripción: “Carrilla a todas las facultades y carreras de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en el Estado de Nuevo León, México”. Se trata de un espacio en el que se comparten memes y comentarios alusivos a la vida estudiantil con intención de entretenerse. De hecho, también se hace la siguiente aclaración: “Todo lo que se publica aquí es pura sátira. No te lo tomes tan enserio, si te gusta tu carrera: excelente, te deseo el mejor de los éxitos”.
Sin embargo, el texto de la publicación del pasado 10 de mayo fue más allá de eso. Se trató de la expresión de una inconformidad que tomó forma de discusión en los más de 500 comentarios (más los que se sumaron a partir de las 218 veces que fue compartida), haciendo del sarcasmo un punto de encuentro entre estudiantes y exalumnos con diversas opiniones respecto al tema.
Desde la imperiosa necesidad de conocer aspectos elementales como las categorías sexo y género hasta la urgencia de tratar estos temas en el ámbito escolar debido a la violencia vivida dentro y fuera de la Universidad, el debate se tornó por demás interesante para quienes convivimos con estudiantes trabajando este tipo de cursos. Pero me detendré en uno de los comentarios que más llamó mi atención (y transcribo literalmente):
Diria yo va, pero hace poco hubo un caso de transfobia en la UANL en donde expulsaron a un maestro por se trans
Personalmente considero que si es algo que se deba de aprender e inculcar pero no por parte de la UANL, menos cuando situaciones como esas suceden
Es hipócrita, y pues con eso del progresismo hasta donde yo se la UANL nacio de una idea de la izquierda que es la educación pública, puedo estar equivocado vdd pero
Por cuestión de espacio, me detendré en el análisis de sólo dos de las enunciaciones que se vinculan en los párrafos aludidos (publicación y comentario): la evaluación de los problemas de la Universidad, y la calidad moral de la Institución para impartir cátedra en aquello que aún no resuelve en lo más urgente, que son las denuncias puntuales vinculadas con la violencia de género.
Es importante tener en cuenta que quienes hablan son parte de la comunidad educativa de la UANL y saben lo que sucede al interior: lo viven cotidianamente. La publicación de Guerra de Facultades UNI deja claro que la obligatoriedad del curso de Cultura de género no es uno de los asuntos más urgentes que la Institución deba resolver y, aunque no menciona cuál sí lo sería, se entiende que el modelo educativo basado en el desarrollo de competencias por el cual se rige la Universidad ha sido un sistema de deterioro institucional. No dice algo más en relación con eso, pero sí deja ver por qué le provoca rechazo la imposición de materias como la mencionada: tiene tintes progresistas. Si entendemos progresista en términos de ideas y actitudes avanzadas, entonces una propuesta como esa es lo que se esperaría de una universidad pública como la UANL. ¿Nos da eso pauta para suponer que relaciona a la Institución con ideas y actitudes conservadoras?

La respuesta a lo anterior está en el comentario que alude a una situación particular que ha sido dada a conocer a la comunidad universitaria a través del Plantón Trans: hay un caso no resuelto con relación al profesor de la Facultad de Psicología a quien presuntamente no se le renovó el contrato después de declararse transgénero. El usuario de Facebook juzga como hipócrita el planteamiento de la UANL, cuestionando la autoridad moral para enseñar algo que no se practica al interior de las dependencias universitarias. Y, efectivamente, puede resultar hasta grosera una resolución de ese tipo cuando la máxima autoridad transmite un comunicado como el que se dio a conocer el 10 de marzo de este año, tras la ola de amenazas dirigidas a las estudiantes universitarias (mujeres). Las intimidaciones generaron un temor generalizado que se sostenía en el conocimiento de los niveles de violencia contra las mujeres en el Estado de Nuevo León.[1]

En el comunicado de diez líneas, las personas encargadas del área de comunicación social de la UANL no mencionaron ni una sola vez la palabra mujer. En todo momento se observó una generalización que no sólo invisibilizaba a quienes fueron el blanco de las amenazas, sino un nivel de indiferencia e indolencia tal que asusta más que la incapacidad de ver lo que tienen enfrente. De la Unidad para la Igualdad de Género (UNIIGÉNERO) no se supo ni una sola declaración pública. Esto es material suficiente para confirmar que el estudiantado sabe perfectamente la posición institucional con relación a los temas de género: son contenidos declarativos impuestos por la agenda internacional que dan buena impresión a los organismos evaluadores de programas educativos.
Pero la intención de hablar de esto en esta publicación (Académic@s de Monterrey 43) va más allá de la crítica a las autoridades institucionales. El propósito es poner el foco en que la Universidad es más que la simulación a la que nos hemos acostumbrado y que, aún antes de que la materia de Cultura de género sea tomada obligatoriamente por los grupos de estudiantes, ya están hablando del tema.
Vale aquí recordar un cuestionamiento que en Pedagogía del oprimido desata la reflexión de Paulo Freire con relación a la discusión de temas que generen otras formas de subjetivación e interacción social: “¿Quién mejor que los oprimidos se encontrará preparado para entender el significado terrible de una sociedad opresora?”

Me posiciono en la idea de que es la colectividad de estudiantes universitarios quien es capaz de transformar una universidad paralizada y continuista, y de incentivar la movilización de ideas que perpetúen la vida. Me pronuncio en la esperanza, que no es un optimismo ingenuo al cual critica ferozmente el pedagogo brasileño antes citado. Dejo aquí constancia de un extracto del nivel de discusión del que son capaces l@s estudiantes universitari@s. Y me pregunto si, quienes ejercemos la docencia en la Universidad Autónoma de Nuevo León estamos a la altura de crear ambientes de aprendizaje en donde tengan lugar debates profundos en torno al tema de la cultura de género.
Les invito a que prestemos atención a lo que viene.
17 de mayo de 2022
[1] Al respecto, les compartimos que la petición que a raíz de estos acontecimientos realizamos junto con otras mujeres y colectivas en la plataforma Change.org, a la fecha ha reunido casi 29 mil firmas, si aún no han firmado, les invitamos a hacerlo para próximamente hacer entrega de las firmas a las autoridades correspondientes de la UANL. Aquí la petición para firma.