Ecología y movilidad sustentable: la Indepe vive! / por Lylia Palacios

Ayotzinapa 5 años

Este agosto comenzó con la noticia que muchos esperábamos: la Loma Larga seguirá siendo el lugar de habitación de los colonos de la Independencia, Tanques de Guadalupe y América 2. El día 4 por la noche, los vecinos en resistencia escribieron:

Tres Años de Resistencia, Lucha e Información a la Comunidad nos han traído a este momento: la Semarnat niega la solicitud para realizar la Interconexión vial entre Monterrey y San Pedro.

El respeto por los Derechos Humanos y la Naturaleza, pero sobre todo el más elemental sentido común finalmente se han impuesto ante este proyecto ecocida y destructor de entorno, comunidades y patrimonio.

¿Por qué el rechazo? Según las observaciones de la secretaría encargada del medio ambiente, el proyecto presentado por el gobierno estatal no pudo demostrar que fuese necesaria la construcción vial, además incluye un área mucho mayor para desmonte a la supuestamente requerida para la interconexión, también la secretaría difiere del estudio de “baja densidad ecológica” en la zona presentado por el gobierno, y éste tampoco incluyó planes de amortiguamiento para las comunidades que serían desplazadas.

En una interpretación directa, quienes promueven y elaboraron el proyecto de interconexión no vieron ni a la gente, ni la flora y fauna que allí viven. ¡Para qué ver lo que carece de valor económico!

Quienes hemos estado cerca de su lucha con esta resolución constatamos nuevamente, que quienes mejor pueden conocer un entorno son los que allí viven.[1] Efectivamente, la Semarnat lo que hizo fue confirmar que la comunidad de la Loma tiene razón.  Durante todo este tiempo los vecinos han confrontado el discurso de los promotores de la reingeniería de Monterrey, quienes sostienen que con la construcción de “distritos” traerían la “regeneración urbana” y la “movilidad sustentable”. Y no lo han hecho con discursos, sino compartiendo su vida cotidiana (su sitio en Facebook) que muestra la riqueza ecológica que allí coexiste con el habitar vernáculo del que habla Iván Illich; así como una comunidad que igualmente ha hecho uso del caminar y andar en bicicleta sus transportes habituales.[2]

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Sí, éste también es Monterrey

Los habitantes de la Loma han sido más protectores de la ecología que las empresas inmobiliarias que pretenden desplazarlos, acostumbradas a rasurar terrenos, lomas y cerros para construir residencias y edificios; tierra pelona donde extinguen flora y fauna, ¿pero a quién le importa, verdad Femsa/Estadio Rayados? Los de la Indepe hoy hacen lo que ninguna otra colonia en la ciudad está haciendo: están realizando un censo ecosistémico con el apoyo de la comunidad global Naturalista. Les invito a que los vean aquí, es hermoso!

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¿Cerro sin valor ecológico? La imagen de portada: El correcaminos norteño (Geococcyx californianus) clasificado por NaturaLista

La lucha de estas colonias por su derecho a vivir donde lo han hecho por generaciones, es parte del fenómeno global de gentrificación que viene afectando a muchas ciudades en el planeta. Particularmente en las de origen industrial, las comunidades amenazadas son las que conformaron desde finales del siglo XIX la clase obrera manufacturera: antes necesaria cerca de las fábricas, ahora mejor la pintan de colores en lo que las expulsan.

En esta tendencia gentrificadora no sólo se manifiesta el interés del capital privado (local, nacional y de donde llegue), es parte de “un patrón más amplio de invisibilidad de la clase trabajadora en la esfera pública y en la investigación social de las últimas dos décadas” (Wacquant, p. 146)[3]. Todo es político, contra los de abajo va la agresión a la memoria arquitectónica,  a nuestra historia social, y al presente del único resguardo de comunidad que subsiste en esta ciudad individualizada y contaminada. Y como política de gobierno, el de Jaime Rodríguez se suma las tendencias globales que:

“revelan, confirman y posibilitan, a su vez, el cambio de papel del Estado, de garante de cierta cobertura social para las poblaciones de bajos ingresos a facilitador de instalaciones y servicios empresariales para urbanitas de clase media y alta… (ibídem).

Con la cancelación de este proyecto de interconexión, pudiera asegurar que igualmente queda cancelada la pretensión arzobispal-empresarial-gubernamental de construir en la cima del cerro la nada misericordiosa cruz gigante de 150 metros. Y al respecto, no deja de ser lamentable que quien desde la fe religiosa debiera estar de lado de los más pobres, nunca los haya escuchado. Al arzobispado se le entregaron al menos dos cartas que nunca fueron respondidas: la de los vecinos en resistencia y la de este colectivo.[4]

Ante todo esto, los colonos de la Loma nos están dando una lección de cuál es su fortaleza: y es que la resistencia no es la manifestación, la marcha por la calle, el panfleto político: estas formas de protesta son posibles porque hay una comunidad viva que resiste diariamente en su vida cotidiana, que ha construido redes sociales conviviales, que protege y enmarca tradiciones, y concentra saberes y oficios, así han enfrentado no sólo la inseguridad que llegó para quedarse a Nuevo León, así resuelven necesidades con formas que muchas veces no nos gustan (que si los pobres burritos, que si la basura…) aunque muchas de estas carencias sean resultado del abandono e irresponsabilidad gubernamental estatal y municipal.

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Acompañando a Celso Piña en su último recorrido por la Colonia Independencia. 24 de agosto de 2019

El presente de las colonias de la Loma, su arquitectura, vida y tradiciones nos indican que en esta ciudad ex industrial, no son las comunidades indígenas originarias las que resguardan nuestra historia social y nuestra identidad urbana, no, nuestras casamatas culturales son nuestros barrios obreros originarios. De éstos poco queda, la urbanización casi los ha desaparecido del primer cuadro de la ciudad. Nos queda la Colonia Independencia. No la perdamos.

Por último, con la vista de las dos realidades socioeconómicas opuestas que se ven desde la cima de la loma: el San Pedro-Houston y el Monterrey proletario, podemos derivar que empresarios y gobierno lo seguirán intentando. Ellos seguirán invisibilizando toda forma de vida humana, vegetal y animal que allí habitan, en su visión retrograda y centavera la loma sólo representa hoy un terreno sumamente codiciado.

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Francisco Ibarra (el Ra-ra), de oficio panadero especializado en deliciosas donas: aquí vive y aquí están sus clientes en Tanques de Guadalupe

La visión de futuro la tienen los colonos, ellos seguirán protegiendo su cerro demandando con la resolución de Semarnat el que la Loma Larga tenga calidad de zona ecológica prioritaria. Y seguirán pedaleando, caminando, intercambiando poditas, danzándole a la virgen y bailando regio-cumbia. Así resisten las comunidades.

«Nadie se va, todos nos quedamos«

26 de agosto de 2019

** Todas las imágenes fueron tomadas de la página de facebook de La Junta de Vecinos

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[1] Aquí una relación de las editoriales de nuestro blog que han tenido como centro la solidaridad con los habitantes de estas colonias:  Acumulación por desposesión en la Colonia Independencia;  La Loma Larga y el extractivismo urbano; Daniel Sifuentes Espinosa. El Cronista de la Colonia Independencia (1956-2018); Merecer la ciudad.

[2] Acerca de la certera observación de Waquant sobre el ocultamiento gentrificador al que también contribuye la investigación social, es alentador que estén en curso varias investigaciones de jóvenes estudiantes de posgrado que visibilizan este fenómeno en la ciudad y en la colonia Independencia en particular.

[3] Loïc Wacquant, “Reubicar la gentrificación: clase trabajadora, ciencia y Estado en la reciente investigación urbana”, en Observatorio Metropolitano de Madrid (ed.), El mercado contra la ciudad. Madrid: Traficantes de sueños, 2015.

[4] La Junta de Vecinos entregó su carta el 7 de diciembre de 2018 y Académicxs 43 lo hicimos el 12 de enero de 2019.

5 Comentarios

  1. No es posible que el origen de nuestra querida Col. Independencia está en políticos, religiosos y empresarios sin escrúpulos.

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    1. Estamos de acuerdo Francisco, no puede imponerse el interés privado sobre la historia de una ciudad, ni sobre el derecho de quienes allí habitan, ni sobre un bien ambiental de toda la ciudad. Gracias por tu comentario

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