Todos los días, a las siete de la mañana, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ofrece una conferencia de prensa de un poco más de una hora de duración, en promedio, ante decenas de periodistas nacionales y extranjeros. Tales conferencias pueden encontrarse y seguirse en la página del presidente en Internet, así como las que tiene en Youtube, Facebook, Twitter, Instagram, Telegram y Spotify -que son diferentes a las del gobierno de la República. Las conferencias informativas, también llamadas «conferencias mañaneras» de López Obrador, son un fenómeno digno de análisis y un instrumento central de su estrategia de poder, sobre el que quiero expresar algunas opiniones respecto de sus ventajas, limitaciones o peligros.
Este importante instrumento de comunicación política puede estudiarse desde muy diferentes ángulos. Por ejemplo, se pueden analizar las estrategias de información durante el acto específico de la conferencia (priorizar unos aspectos sobre otros; posponer asuntos sobre los que el presidente considera que aún no tiene datos suficientes; combinar la presentación del presidente con las de sus secretarios y otros funcionarios). También es posible estudiar el performance mismo del presidente en términos del análisis del discurso y de la comunicación no verbal. Dar seguimiento a los procesos de comunicación posteriores a la conferencia y a las contra estrategias de sus opositores, es otra opción interesante. Finalmente, sería útil comparar este instrumento, como parte de una estrategia mayor, con los de otros mandatarios contemporáneos, como Donald Trump, así como de presidentes pasados.
Es importante considerar algunos de los contextos sociopolíticos y sociotécnicos al momento de pensar en las conferencias mañaneras. Algunos de estos son:
- Un sentimiento, extendido entre grandes sectores sociales, de rechazo a la clase política tradicional mexicana y a su forma de gobernar. La búsqueda de alternativas ante la difícil situación del país en términos de violencia, desigualdad y corrupción y la hábil manera para aprovechar este hartazgo por parte del hoy mandatario. De manera que hay que considerar lo anterior como factor, tanto para la obtención del poder, como para entender la forma en que la gente lee estas apariciones diarias.
- Una profunda transformación sociotécnica y tecnopolítica en los últimos 15 años, donde las plataformas de la WEB 2.0 y las redes sociales en particular, juegan un papel cada vez más relevante en la difusión de las ideas políticas; la relación del gobierno con los ciudadanos y la comunicación entre éstos últimos. Las redes sociales se han posicionado como espacios públicos de relevancia, que en ocasiones terminan por impactar «decisivamente en los medios tradicionales (Rodríguez, 2018: 837)». En su campaña AMLO hizo amplio e inteligente uso de ellas, pero ahora la comunicación de sus actividades políticas en el gobierno tiene un componente diferencial: su persona en vivo informando, día con día, de sus actividades.
- Un contexto más que debe tomarse muy en cuenta es la existencia del establishment mediático. El conjunto de medios, sobre todo los más poderosos, que se habituó a una serie de relaciones con el Estado y el poder presidencial, es decir, a una forma de intercambio con los cinco mandatarios anteriores, por más diferencias que hubiera entre ellos (Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña).
- Otro aspecto clave es la nueva mayoría legislativa ganada por el movimiento-partido que encabeza, Morena, que resultó en un nuevo partido dominante (Aziz, 2019), que deja poco margen de maniobra a políticos, gobernadores y aspirantes a lo que sea.
Ahora bien, López Obrador utilizó las conferencias mañaneras cuando fue jefe de gobierno de la capital del país, entre 2001 y finales de 2005. Las conferencias eran a las seis y no a las siete de la mañana, como ahora. Su impacto político era leído así por Alberto Nájar (2006)
«Cada madrugada, López Obrador opinaba sobre los temas del día anterior y proponía otros, mismos que eran reproducidos en los espacios informativos de la mañana, especialmente en la radio. Así, antes del mediodía las declaraciones del jefe de Gobierno ya tenían respuesta, incluso del presidente Fox. En ese ping-pong informativo la ventaja era para López Obrador: en la madrugada siguiente comentaba las reacciones a sus palabras y proponía temas nuevos, retomados en las horas siguientes por los distintos actores políticos que incluso trataron de imitar la estrategia del tabasqueño, con poco éxito.»
Como puede observarse, la lógica detrás del instrumento de comunicación política era y es imponer la agenda en la opinión pública y publicada y tener margen para responder a los ataques. A mi entender, son los buenos resultados de la estrategia llevada a cabo en su periodo como jefe de gobierno capitalino, así como su visión de que no tiene las de ganar en la actual correlación de fuerzas entre su movimiento y los poderes fácticos, lo que impulsa a López Obrador a desarrollar este ejercicio diario. Así, es preferible poner en jaque a sus enemigos todas las mañanas hasta que cambie tal correlación de fuerzas.
En este intento de comunicación política directa, con el menor número de intermediarios posibles, percibo elementos morales. En otras palabras, no es lo mismo imponer agenda desde Twitter, como lo hace Donald Trump, que plantar cara día a día, en vivo, respecto de los planes que lleva para informar a los medios, así como frente a otras agendas que los propios medios y periodistas llevan a esas sesiones matutinas.
Las conferencias también pueden ser vistas como una alternativa a la tradición del infoteiment o infoentretenimiento, un tratamiento de la información política, cuya tendencia “está presente en la mayoría de las democracias occidentales, manifestándose como un sustitutivo de la información pura que ahora incorpora sentimientos personales, tintes dramáticos o ingredientes cómicos (íbid, 2012: 635)». Sin embargo, uno puede observar algunos de esos mismos elementos en las conferencias, como cuando el mandatario ofrece opinión en son de burla, hablando de lo “fifi” por ejemplo.
Por otro lado, considero una desventaja la concentración de tiempo en su persona. Opino lo anterior por distintas razones, una de ellas es que da la impresión de que no hay gobierno fuera de él, lo que para algunos no es una impresión sino parte de su estilo personal de gobernar. En tal sentido observo a veces con desconcierto la presencia de sus colaboradores en tales sesiones. No porque me parezca mal su presencia, al contrario. Con ellos en las conferencias se tienen los detalles de quien lleva la responsabilidad sobre un área específica de actividad gubernamental. Me pregunto, sin embargo, qué tan habituados, capacitados y organizados están ellos en lo personal, y entre sí, para salir al ruedo mediático bien librados, como lo ha hecho López Obrador desde hace muchos años y no parezca que orbitan alrededor del mandatario.
Por otra parte, aunque el presidente tiene amplia experiencia frente a los medios, su edad y su salud -con un infarto de por medio y un ritmo de trabajo de las seis de la mañana a las 10 de la noche-, me llevan a preguntarme hasta cuándo pueden llevarse a cabo las mañaneras y cómo se combinarán el desgaste natural de su sobreexposición con el desgaste físico.
Por el hastío y desencantamiento ciudadano hacia la clase política, que buscó en el presidente y su partido una alternativa, considero que AMLO tiene un bono entre la población que votó por él. Una cantidad de paciencia para esperar a ver los cambios que promete y uno de tolerancia para dejar pasar, o no poner tanta importancia, a sus errores políticos. Pero la omnipresencia puede tener efectos perturbadores cuando ese vértice, que es él mismo, se daña o se desgasta por diferentes circunstancias. Su sobreexposición lo pone en riesgos innecesarios y opaca los esfuerzos de otros actores de su mismo partido que consideran que la exposición mediática es necesaria para su proyecto político personal o de grupo.
La lógica diría que el asentamiento del nuevo régimen y el logro exitoso de las primeras metas estratégicas, si lo anterior se logra, reoriente esta estrategia de comunicación, para dar más espacio a sus colaboradores de manera que se desempeñen en sus propios términos ante la prensa y den ejemplo de la diversidad y complejidad del país.
25 de marzo de 2019
REFERENCIAS:
Aziz, Alberto (2019) ¿El gobierno no tiene partido? Talla Política, recuperado el 24-03-2019 de
https://www.tallapolitica.com.mx/el-gobierno-no-tiene-partido-alberto-aziz-nassif/
Berrocal, Salomé, Eva Campos y Marta Redondo. (2012). «Comunicación Política en Internet: La tendencia al ‘infoentretenimiento’ político en YouTube», en Estudios sobre el Mensaje Periodístico. Vol. 18 Núm. 2 643-659, recuperado el 24-03-2019 de http://revistas.ucm.es/index.php/ESMP/article/view/41037
González, Fernanda (20-07-2018) «Estas fueron las claves que dieron a AMLO el triunfo, según su equipo creativo de campaña», en Merca2.0. recuperado el 24-03-2019 de https://www.merca20.com/estas-fueron-las-claves-que-dieron-a-amlo-el-triunfo-segun-su-equipo-creativo-de-campana/
Nájar, Alberto (5-02-2006). “La nueva mañanera, con escaso eco. Madrugar no basta”. La Jornada. recuperado el 24-03-2019 de https://www.jornada.com.mx/2006/02/05/mas-najar.html
Rodríguez, Santiago y Jorge Galindo (2018) «Millennials, agendas y campañas: por qué la tercera fue la vencida para AMLO» en Letras Libres. México. 02 julio. Recuperado 24-03-2015 de https://www.letraslibres.com/mexico/politica/millennials-agendas-y-campanas-por-que-la-tercera-fue-la-vencida-amlo
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