Archivo Fílmico del Noreste / Meynardo Vázquez Esquivel

                                                                                 

Para María Amparo Rivera

I

Recientemente, del 16 al 21 de abril pasado, la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF) realizó su Congreso en la CDMX, integrándose como anfitriones y sede la Filmoteca de la UNAM, Casa del Lago, la Cátedra Bergman en cine y teatro, y la Cineteca Nacional; la última reunión de la FIAF en América Latina se había celebrado en Buenos Aires, Argentina en 2009. Nos inscribimos en tiempo y forma para asistir y participar en dicho evento como miembros del Archivo Fílmico del Noreste. 

En esta pasada convocatoria se examinó, reflexionando desde la academia, la reivindicación del trabajo de las mujeres en la industria cinematográfica, de allí el título del congreso: Mujeres, cine y archivo fílmico (programa).

El programa incluyó un ciclo de películas especiales, restauradas, que fueron proyectadas al final de cada día en la sala Lumiere de Casa del Lago. Se realizaron talleres en diferentes temáticas, participamos en el convocado por la Coordinadora Latinoamericana de Archivos de Imágenes en Movimiento (CLAIM), que más que taller resultó un enriquecedor encuentro. 

La última actividad del congreso consistió en una visita al taller de restauración de la Filmoteca, a su laboratorio cinematográfico, así como a las bóvedas de materiales cinematográficos, su laboratorio digital y al Centro de documentación filmoteca UNAM. 

Y nos fuimos al congreso. Al frente Gil Morales. Foto de Meynardo Vázquez.

Al no ser el Archivo Fílmico del Noreste aún socio FIAF, no asistimos a su asamblea general en la cual entre otros asuntos, nos enteramos, instalaron una nueva mesa directiva y definieron como sede a Tailandia para el siguiente congreso.

                                                                         II

¿Y, cuál es el origen del Archivo Fílmico del Noreste? Sin rubor, podemos decir públicamente, como ocurre con algunos nacimientos no deseados –que en este caso no es lo mismo pero es igual– fue resultado de un acontecimiento fortuito, condicionado por los siguientes sucesos:

El 2 de enero de 2022, apareció una nota en la revista Proceso firmada por Luciano Campos, titulada: Buscan salvar en NL tesoro documental.

En el cuerpo de la nota se lee: “películas reveladas con filmaciones inéditas de México […] se encuentran en el abandono y el deterioro en una bodega en el municipio rural de Ciénega de Flores. La mayor parte del material fue filmado por el ya fallecido cineasta Antero Escamilla Ornelas, y su productora Cortos y Documentales de México, fundada en los años 40 en Monterrey

Uno de sus hijos fue quien divulgó la información y le comentó al reportero: “No sé qué hacer con este material. Sé que es valioso, pero desafortunadamente no tengo ni capacidad, ni dinero, ni tiempo para darle mejor trato y tristemente se están echando a perder todas; contienen imágenes que nos pueden dar vista de un México pasado que ya no existe.

Aun cuando intentamos hacer contacto inmediatamente, no fue posible; los teléfonos que logramos conseguir y los identificados a través de las redes sociales no los contestaban. Optamos por dejar mensajes escritos en sus muros. Un par de meses después recibimos respuesta a nuestros mensajes y un número telefónico para hacer contacto directo, lo cual hicimos de inmediato. 

Se escuchaba del otro lado de la línea un ánimo abatido y malhumorado en nuestro interlocutor. Nos reveló que una empresa llamada Multimedios sólo se interesó por algunos rollos de sus películas. Él les contestó con aquella mítica expresión usada en los relatos de tesoros encontrados en cavernas “Todo o nada”. Y la respuesta de dicha empresa fue: nada. 

Nos compartió que también recibió al coordinador de la Cineteca de Nuevo León, quien al constatar el volumen de material fílmico y observar las condiciones de las latas de películas  le dijo que para ellos sería muy peligroso juntar este material con el del acervo de la Cineteca, pues correría el riesgo de contaminarse.

Se cumplieron tres meses desde que se dio a conocer la noticia del acervo fílmico y solo ese par de instituciones mostraron, más que interés, curiosidad. También nos confirmó que la bodega donde se encontraban las películas se ubicaba en el municipio de Ciénega de Flores. Definimos un par de semanas más para encontrarnos en Ciénega, pues don Jorge Escamilla se encontraba fuera del país.

A mediados de abril de ese año llegamos a la bodega en Ciénega, varios anaqueles contenían latas de películas, en otra área había dos proyectores de 35mm y equipo antiguo necesario en una productora de cine. El entendimiento y la negociación fue ágil, como que le apuraba deshacerse de ese fardo. Por nuestra parte intentamos no dejar cabos sueltos. El 29 de abril regresamos a concretar la cesión. Realizamos un protocolo con documentos revisados una y otra vez y finalmente rubricados por ambas partes.

Ese día viernes 29, mientras nuestro equipo de mudanza realizaba sus labores, nosotros separábamos en otro compartimento latas en evidente estado de degradación. En eso, nos asaltó la duda de estar haciendo lo correcto. Al momento, in situ, hicimos una pausa y con las manos y la ropa llenas de polvo reivindicamos estar frente a una responsabilidad ética y profesional, toda vez que el volumen de material fílmico que apareció frente a nuestros ojos había sido desdeñado y sólo le esperaba ser salvado y conservarlo o terminar siendo desechado, como basura. 

Uno de los rollos recuperados ahora en proceso químico para su estabilización. Foto de Meynardo Vázquez.

Así, sin un plan a urdir, pero con la cabal certeza de que estábamos contribuyendo a rescatar un trozo de nuestra memoria histórica desde el cine, decidimos que con el acervo de documentos fílmicos colocaríamos el primer peldaño del Archivo Fílmico del Noreste. Y así lo estamos haciendo.

Esta empresa tiene nombres y apellidos, en primer lugar Gilberto Morales Garza (Gil Morales) y Myrna Silva, el dúo dinámico. El que esto escribe, más el apoyo moral y material del investigador, documentalista y director Fernando del Moral González, Tzutzumatzin Soto Cortés, Edmundo Derbez García, Jaime Sánchez Macedo, Edén Bastida, Pedro César Herrera y Carlos García Campillo.

Agradecimiento infinito para Martín Montes, Antonio Salas Guerrero y Luis Enrique Macías, quienes  incondicional y solidariamente nos han ayudado cada vez que los convocamos, desde hace un año, en tareas de catalogación y limpieza. Muchas, muchas gracias, a todes.

 III

A un año de ir poco a poco, organizando y construyendo el acervo del flamante Archivo Fílmico del Noreste, éste nos ha entregado un par de perlas. Por ahora reposan en un coctel de químicos, esperando lograr con ello su estabilización y restaurarlas. Me refiero a dos películas que pertenecen a la era del cine silente, ambas en 35 mm, coincidentemente filmadas en 1925, las dos se encontraban en latas de ochocientos pies. Una de ellas realizada aquí en Monterrey,  la otra filmada en la Ciudad de México. Ambas rodadas en nitrato de celulosa, pues en ese soporte se filmaron todas las películas durante las primeras décadas del cine. Sabiendo que su composición es altamente inflamable, hemos seguido un protocolo estricto para su resguardo y manipulación. 

Inscrito en la lata que resguardaba una de las películas, se anotó el título: “Despedida de Rodolfo Gaona. Rollo 3”. Al respecto, Fernando del Moral nos ha comentado que en una lista de películas sin localizar (resultado de una investigación hemerográfica que realizan colectivamente varios de sus colegas), se encuentra  referida una  película de 1925 titulada: Despedida de un torero, en cuatro rollos. ¿Será la misma? Cuando termine su etapa de estabilización y pasemos a su restauración lo sabremos.

La segunda perla es una película documental de la empresa Filmadora Monterrey. La prensa de la época anunciaba en diciembre de 1924, que el cineasta Emilio Delgado comenzaría a filmar su primera revista local, titulada Novedades del Imperio. Destacando los acontecimientos más sobresalientes del mes, suponemos que de la ciudad de Monterrey, y se planeaba iniciar su proyección en 1925. 

Hemos podido documentar en fuentes hemerográficas de la época, que la empresa norteamericana  de espectáculos “Circo Aéreo Kindred”, ofreció en Monterrey su show de malabarismo aéreo en diciembre de 1924 y enero del siguiente año, y se consigna que el señor Emilio Delgado, cinematografista de la ciudad, abordó uno de los aviones con su cámara. Agrega la nota periodística que Delgado filmará vistas [aéreas] de Monterrey. Así que a esperar que el coctel químico haga el milagro y, una vez restaurada, poder constatar que se trata de la misma película. 

                                                                IV

Por último, del cajón de sastre sacamos la siguiente  información: 

El pasado mes de enero, el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) difundió su convocatoria para el  “Programa Fomento  al cine Mexicanoen apoyo a la conformación y preservación de acervos cinematográficos. Prestos, registramos nuestro proyecto del archivo fílmico con el título: “Recuperación de la memoria fílmica Nuevoleonesa». El pasado tres de abril IMCINE  publicó los proyectos aprobados, con la sorpresa que el nuestro se encuentra entre los que recibieron el visto bueno, lo cual nos llena de satisfacción. Pues, por un semestre, dejaremos de estar financiando de nuestros bolsillos nuestro propio trabajo. ¡Ajúa! 

16 de mayo de 2023

meybardo54@gmail.com


Portada: Fotograma de la empresa Filmadora Monterrey. Foto de Meynardo Vázquez

Un comentario

  1. Notable actividad de investigación, de hurgar fragmentos de olvido.
    Me quedo como a mitad de una novela, esperando la segunda entrega para ver si se trata del mismo torero o si es otro que se retira.
    Moneda al aire sin saber el contenido de lo que se cuida y protege, de lo que se mima con la esperanza de rescatar hitos de la sociedad que tejieron las abuelas, que urdieron los abuelos.
    Independiente del hallazgo, notable o baladí, no deja de ser valiosa la tarea de asomarse a los años veinte. Quién se asomará a nuestros días dentro de dos cientos años? Quién querrá rescatar ( valdrá la pena?) nuestra alegrías, nuestras zozobras, miopías, esperanzas y esfuerzos encontrados, enconados, por una visión de sociedad más justa y diversa?
    Lo que pondero es el afán, la pasión, diría, por días ya idos, para aprender de lo que tengan que enseñarnos, sobre cómo se vive o se muere con dignidad , con la frente en alto.
    Cuál, si no es esa, sería la enseñanza de la historia en sus fragmentos ?
    Felicidades Meinardo!

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