
Los albores del cine nacional se encuentran en la suma de las más antiguas imágenes en movimiento realizadas por legendarios fotógrafos, que lograron crear, producir y con sus propios recursos difundir sus películas. Con las escasas imágenes que aún conservamos, se funda la denominada Arqueología cinematográfica de México [del Moral,1994].
Sus fragmentos han sobrevivido como las antiguas ruinas, incompletas. Este legado lo heredamos de Salvador Toscano, Enrique Rosas, Jesús H. Abitia, los hermanos Alva (Guillermo, Salvador, Eduardo y Carlos) y Eustacio Montoya, entre otros. La investigación cinematográfica que se realiza actualmente en distintas latitudes del país, sin duda, habrá de aportar nuevos integrantes al elenco anterior.
Eustacio Montoya fue adscrito en 1988 a la legión de antiguos cineastas, gracias al trabajo realizado por el investigador y documentalista Fernando del Moral González, quien logró traerlo del anonimato y colocarlo en las páginas de la historia del cine.
Con los trozos, recuperados de las películas filmadas por Montoya entre 1914 y 1921 en los estados de Texas, Chihuahua, Durango, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, y con el escaso pietaje recuperado, del Moral realizó un montaje donde nos muestra al fotógrafo México-Americano Eustacio Montoya. Y sus Imágenes perdidas[1].

Un año antes en Nuevo Laredo, Tamaulipas, las gestiones del señor Servando Arael Escobedo Flores habían fructificado. Con su insistencia se consiguió el rescate[2] de documentos, fotografías y, de manera milagrosa, a pesar del estado deplorable en el que se encontraban las latas con los rollos de películas, los especialistas lograron recuperar poco más de trece minutos de filmaciones realizadas por Montoya, es decir, menos del cinco por ciento de los rollos procesados.
De las escenas recuperadas, la de mayor duración, 3 minutos y 12 segundos, se refiere a la solicitud que el gobernador de Coahuila, Gustavo Espinoza Mireles, realizó para trasladar los restos mortales del poeta Manuel Acuña de la ciudad de México a reposar en su tierra natal la ciudad de Saltillo, escenas filmadas por Montoya el 2 de noviembre de 1917.
Se recuperaron 2 minutos y 28 segundos de fragmentos de la entrevista entre Venustiano Carranza y James Ferguson, gobernador de Texas. Ellos y sus comitivas se encontraron el 23 de noviembre de 1915, en el puente internacional de Nuevo Laredo. El tema central que los reunía era desactivar entre ambos gobiernos el Plan de San Diego, proclamado ese año en territorio de EE.UU. por norteamericanos de origen mexicano con la intención de crear la república de Texas.
En el restante material existen otros temas, que omito ahora describir. Prefiero centrar la atención en las escenas que considero de nuestro mayor interés, principalmente en estos días cuando se alienta en esta ciudad la vocación por la desmemoria y el desinterés por el legado de nuestra identidad histórico-cultural. Los empresarios desarrolladores sin escrúpulos y las recientes y actuales administraciones, tanto municipales como estatales, pretenden ignorar y depredar todo lo que se relacione con ello. Me refiero a las escenas filmadas por Eustacio Montoya en agosto de 1915, captando las tropas Obregonistas del General Cesáreo Castro, ingresando por el sur a esta ciudad. Una nota localizada en el archivo impreso de Montoya,[3] nos dio la pista para concluir que las escenas mostradas como «La batalla de Villaldama», en el referido documental Imágenes Perdidas, en realidad corresponden a la ciudad de Monterrey. Al examinarlas de manera detenida, en la Cineteca de Nuevo León, identificamos sin lugar a dudas que las tropas obregonistas se desplazaban frente a la M, de la sierra madre, los cerros del Mirador, La Campana, Loma Larga y Mitras.

Los fragmentos cinematográficos de las escenas referidas se encuentran en tres locaciones. La primera de ellas, en escasos ocho segundos, muestran las tropas militares de Cesáreo Castro, desfilando por la Calzada Francisco I. Madero, la cámara toma los contingentes que se desplazan por la acera sur, se logra identificar un comercio que exhibe su nombre en la fachada “La Gloria” ubicado en la esquina sur oeste de la hoy calle de Vallarta y la Calzada Madero. Al fondo se observa la silueta izquierda del cerro de Las Mitras, la cámara hace un movimiento hacia el noroeste y se observa todo el ancho de la Calzada, unas chimeneas al fondo, en la acera norte y en esa misma acera el caserío.
La siguiente locación es de 1 minuto y 38 segundos. Por la perspectiva de la cámara, suponemos que esta se instaló en lo que ahora son las calles Washington y Héroes del 47. Aquí, un contingente de militares avanzan hacia la cámara, al fondo se observa una hilera de árboles frondosos, es la orilla que recorre el río Santa Lucía, al fondo de los árboles se observan los cerros de Mederos, el cerro de La campana y el cerro del Mirador. La cámara gira a la izquierda y se logran ver las chimeneas de la fundición Peñoles, así como los cerros del sur, frente a la Estanzuela. Luego, súbitamente, la cámara cambia y gira a la derecha captando un contingente nutrido de militares, seguidos por una multitud de personas. Al continuar la cámara su recorrido hacia la derecha se observan las casas del barrio de Tenerías, la Loma Larga, el cerro del Mirador completo y una parte de la Sierra Madre. Al continuar la cámara su recorrido a la derecha logra fotografiar la construcción que albergaba las instalaciones de las Tenerías, a un lado de ellas, una factoría con una chimenea de por lo menos doce metros de altura[4].

La última locación más breve, un minuto y 14 segundos, la cámara, emplazada en medio de la Calzada Francisco I. Madero, muestra el edificio de los cuarteles ubicados donde hoy se encuentra la escuela Presidente Calles. Frente al cuartel, una escolta de soldados preside el desfile militar obregonista. Desde allí se observa de nuevo la casona donde se encuentra el comercio “La Gloria». Los jinetes desfilan en grupos de diez con sus fusiles en la mano, la cámara al moverse a la derecha vuelve a mostrar chimeneas, ahora al fondo en la acera sur, donde hoy se encuentran las ruinas de la maderería La Victoria. También se vuelve a observar el perfil sur del cerro de Las Mitras.
Las películas son visibles, no existen invisibles. Una película que solo se encuentra en referencias escritas o en notas hemerográficas es eso, una referencia cinematográfica, una ficha técnica. No un filme.
Por ello, mientras no encontremos imágenes en movimiento anteriores a estas de Eustacio Montoya de 1915, continuarán siendo las más antiguas escenas filmadas en Monterrey.
24 de mayo de 2022
** Portada: Rescatando un archivo fílmico particular. Foto proporcionada por el autor.
Para leer más sobre el tema:
Recuperación de la herencia literaria hispana en los EE.UU
- Leonor Villegas de Magnón, La rebelde, Edición e introducción de Clara Lomas, Conaculta – INAH. Arte Público Press Houston Texas. 2004
- Aurelio de los Reyes, Los orígenes del cine en México (1896-1900), Lecturas 61 Mexicanas, FCE, 1983
- Diana González y Maximiliano Maza, Nuevo León en el cine, Conarte-Conaculta, 2013.
- Kassandra D. Sifuentes Zúñiga, Historia social del cine en Monterrey durante el porfiriato y la Revolución mexicana (1898-1927), Conarte, 2019.
[1] Eustacio Montoya. Imágenes perdidas. Supervisión técnica, investigación histórica, guión y dirección Fernando del Moral González. SEP 1988. Fotografía original en blanco y negro Eustacio Montoya. Fotografía en color de Guillermo Rosas y Constantino Jimenez. Duración 25 minutos. Música original Antonio Avitia. Grupo Tránsito. Narración, Federico Engels. Película procesada en los estudios Churubusco-Azteca.
[2] del Moral González, Fernando. El rescate de un camarógrafo. Las imágenes perdidas de Eustacio Montoya. Arqueología Cinematográfica. Ed. AGN. México,1994. Segunda edición bilingüe, UANL, 1997. Prólogo de Roberto Escamilla.
[3] De las escenas de la Batalla de Villaldama, Montoya anotó en sus documentos que sumaba el metraje más de 800 pies de película filmada. De todo ello, los restauradores sólo lograron recuperar, el intertítulo que dice: EJÉRCITO CONSTITUCIONALISTA. Toma de Villaldama a sangre y fuego por las fuerzas al mando del general José E. Santos. Sobre los villistas que guarnesian (sic) la plasa(sic) E. Montoya Fot. La duración de dicho intertítulo es de 12 segundos, más una escena de cuatro segundos de un grupo de hombres armados, en total 16 segundos referentes a dicha batalla de Villaldama.
Como arriba decimos, lo que aparentemente corresponden a escenas de Villaldama, en realidad son escenas filmadas en Monterrey,en agosto de 1915, en ellas se observa a las tropas obregonistas llegando por el sur de la ciudad procedentes de Tampico, se capta a la tropa en lo que ahora conocemos como Paseo de Santa Lucía. Después esos militares desfilaron frente a los cuarteles ubicados en la Calzada Madero. Escenas identificadas por el autor de este escrito en 2010, cuando realice un documental sobre la Revolución en Monterrey en convocatoria de Conarte y Promocine.
[4] En una de las exhibiciones, acompañado por artistas plásticos de nuestra ciudad, Héctor Carrizosa con regocijo identificó el barrio de las tenerías con su río Santa Lucía cruzándolo, y recordó los días de su niñez cuando con sus amigos frecuentaban ese sitio por tener, decía, muy buenas pozas para nadar.