Vlogueros, youtube… un viaje en cuarentena/ Por Anne Fouquet

Durante estos ya larguísimos 6 meses de encierro, de vida ritmada por los encuentros detrás de las pantallas, me adentré en el mundo de los vlogeros. El vlog, o video Blog, es un diario en video, en el cual él o la protagonista se pone en escena para compartir diferentes tipos de contenidos: desde los viajeros que retratan sus experiencias y comparten imágenes de sus viajes, las familias que ponen en escena su vida diaria, los y las amantes de la cocina, los promotores de estilos de vida alternativa, menos contaminantes más ecológicos, las  y los influencers que exponen sus estilos de vestir y otros tips de maquillajes, etc.. 

Según datos de Youtube, en 2019 se reportan más de 2 mil millones de usuarios y al minuto se suben más de 400 horas de videos en todo el mundo. 

Estuve siguiendo unos 7 vlogueros franceses: unos viajeros nómadas atrapados en la pandemia en diferentes partes del mundo, dos familias que no hacen más que poner en escena su vida cotidiana, una joven influencer y unas dos parejas que rehabilitan sus casas. Universos muy diferentes pero que comparten la puesta en escena de su vida cotidiana. 

Mi nueva vida de youtuber, Lena Situations

Después de la visualización de algunos episodios fueron apareciendo constancias: la importancia del quehacer del youtuber y el tiempo que este ocupa, las peticiones a los espectadores de abonarse a su canal youtube y darle «me gusta» al video, el número de productos que se promocionan de forma directa o indirecta, la importancia de las “colaboraciones” con marcas de diferentes productos según el tipo del video. Destacaría dos cosas que me parecen centrales: las economías ligadas a estas producciones de videos y la profesionalización del youtuber. 

Los viajeros nómadas que deciden recorrer el mundo a bordo de un vehículo y motivados por romper la rutina de sus vidas sedentarias, inventarse nuevas formas de vida más respetuosas del medioambiente e ir al encuentro de otras culturas cuentan con los ingresos generados por la publicación de sus videos en Youtube para financiar sus viajes. Sin embargo, para poder generar ingresos sustanciales es necesario destacarse entre los millones de videos que se suben diario a Youtube y lograr pasar la barrera de los 500 mil abonados para empezar a ser considerado como un canal que puede recibir publicidad.  Vivir de los ingresos generados por la plataforma no es posible a menos que se tenga más de 1 millón de seguidores y sobre todo de vistas a los videos. Así, tener un canal, se convierte en una ocupación de tiempo completo y a veces entra en contradicción con los motivos que llevaron estos viajeros a emprender una vida nómada. 

Otra fuente de ingreso mayor es la de las “colaboraciones”, es decir cuando los youtubers se convierten en representes de diversos productos y marcas que pagan, sea en efectivo o en especie, contra la publicidad que le garantiza el o la youtuber. En estas formas de colaboraciones se encuentran mayormente los canales de las familias y de las y los influencers. 

Estas economías, que representan millones de dólares, han convertido el mundo de los volgueros en nuevos espacios laborales. Ser vloguero, o youtuber, es una nueva profesión, reivindicada así por los propios actores. El tiempo que ocupa el montaje, paso esencial de un buen video, la recepción de los productos de las colaboraciones, las dificultades de las conexiones internet para “subir” sus videos, el material para filmar son puntos que aparecen en casi todos los episodios. Es decir, el quehacer del youtuber es objeto de lo que se muestra en el vlog, como una justificación del dinero generado mediante las vistas del público. Otro discurso muy presente es el de las competencias, lo que tuvieron que aprender, desde competencias técnicas (el manejo del montaje, de las tomas de imágenes, etc.) hasta competencias de gestión y creación de contenido.  Crear contenido es la base: ¿qué mostrar y qué contar en estos videos diarios o semanales para fidelizar y crear una “comunidad” de seguidores? La exposición continua de sí mismo en las redes sociales -la mayoría de las y los youtubers son activos en otras plataformas, sea Instagram, Twitter o Facebook que les permite otro tipo de comunicación más inmediatas sin las complicaciones del montaje video- conlleva implicaciones fuertes sobre el ser. ¿Cómo poner límites entre las esferas privadas y públicas cuando lo privado es lo que se pretende exponer? Para los y las youtubers que estuve siguiendo, en un momento dado, apareció este dilema de la frontera entre lo íntimo y lo público. La reacción de las comunidades de los seguidores es inmediata y sin filtros y las expresiones de amor u odio están a la altura del tamaño de la comunidad. En todos los canales que he seguido aparece un video dedicado a responder a los “haters”, a justificarse del contenido creado, de lo que se muestra y de lo que no. Estamos frente a nueva profesión híper individualizada donde herramienta de trabajo y fuerza de trabajo no se pueden disociar del individuo. 

Al igual que otras “nuevas” profesiones de la economía digital, como los choferes y mensajeros de plataformas, los youtubers son auto emprendedores. Pasando ya cierto nivel de seguidores, muchos crean su empresa con el fin de obtener un estatuto legal y así poder multiplicar sus actividades comerciales ligadas a la venta y capitalización de sí mismo. 

Hombre Sandwich en Brooklyn

Este proceso de profesionalización es alentado por la propia plataforma que organiza ferias para los mejores youtubers, que da reconocimiento según el número de seguidores: el Silver premia los primeros 100 mil seguidores; el Golden al primer millón; el Diamond a los 10 millones; el Custom a los 50 millones y el Red Diamond, grial de los youtubers a los que alcanzan los 100 millones de seguidores. Tener una importante comunidad de seguidores es la clave para hacer rentable estas horas de trabajo para crear contenido y transformarlo en videos. La plataforma Youtube en sí no es garantía de generar ganancias, son los anunciadores, publicidades y “colaboraciones” las que generan ingreso. La publicidad tiene sin duda la capacidad de colocarse en cualquier nuevo medio que aparece, desde los “hombres sándwiches” de principios del siglo pasado, pasando por su invasión en la televisión, hasta hoy en día las redes sociales en sus diferentes soportes.

Estas notas sólo son algunas reflexiones de mi viaje por el mundo de los youtubers, no pretende ser un estudio sociológico de este nuevo espacio social virtual, sino unas pistas de reflexión desde el encierro en casa durante la pandemia de la COVID 19.


31 de agosto de 2020

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Imagen interior 2: https://www.pinterest.com/boucheesdoubles/homme-sandwich/

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