La verdad histórica: fue el Estado

No sabemos hasta dónde llegarán las pesquisas, no sabemos si algún día sabremos POR QUÉ?, solo sabemos que la fuerza moral y de búsqueda infatigable de las familias lograron derrumbar la «verdad histórica» de Murillo Karam, de Tomás Zerón, de Enrique Peña Nieto, del Ejército mexicano. La decisión de esas familias de nunca rendirse y seguir exigiendo cuentas al gobierno abre hoy una ventana, tan dolorosa como la confirmación de la identidad de uno más de los estudiantes de Ayotzinapa que fueron víctimas de desaparición forzada. Sus restos no fueron encontrados en el lugar donde el Estado decidió dar carpetazo a un crimen infame.

Los padres de Christian Alfonso Rodríguez Telumbre, los familiares de los 41 estudiantes aún no localizados, las organizaciones de Derechos Humanos que han caminado a su lado y todas las personas que en México y en el mundo se han mostrado sensibles  a los afectados por este crimen de lesa humanidad, seguiremos exigiendo verdad y justicia para saber quiénes y por qué.

Dejamos la palabra a quienes dignamente han acompañado a los familiares de los 43 estudiantes, mientras reivindicamos nuestro compromiso de seguir demandando el fin de la desaparición forzada en todo México.

Académicxs de Monterrey 43

8 de julio de 2020

-Tlachinollan. Centro de Derechos Humanos de la Montaña: El caso Ayotzinapa: verdad y justicia a cuenta gotas 

«Esta noticia no es más que el símbolo de un país de los desaparecidos, de los rostros ausentes, de la ignominia; un aparato de Estado que quiere exterminar a la voz rebelde, que desaparece a los cuerpos incómodos.»

-Centro ProDH: El superman bailador, semblanza de un joven que deseaba ser maestro:

El Superman bailador

Por Patricia Sotelo

Christian es el único hijo varón de Clemente Rodríguez y Luz María Telumbre y tiene tres hermanas que añoran su regreso. Creció en el barrio de Santiago, en Tixtla, Guerrero, y tenía 19 años cuando desapareció.

Alto, moreno y ojos negros, Christian sueña con estudiar para forjarse un futuro y ayudar a su familia. Pero lo que más le entusiasma es la danza folclórica que practica desde que era niño.

En el salón de la Casa de Cultura de Tixtla donde ensayaba se extraña el golpe del tacón de los botines blancos de Christian sobre el piso de madera.

Él bailaba en el grupo de danza folclórica Xochiquetzal y sus compañeros de baile lo recuerdan cuando llegaba a los ensayos comiendo un elote y con su mochila beige de asa larga cruzada al pecho. Ahí cargaba sus botines de baile. Le decían Clark, apodo ganado por sus anteojos negros de pasta gruesa, similares a los del periodista que se convertía en Superman, Clark Kent.

Sus amigos de la preparatoria 29 le dicen “Soncho” o “Sonchito” y en la escuela normal rural de Ayotzinapa lo conocen como “Hugo” ya que le gusta usar playeras de la marca Hugo Boss.

Se graduó de la preparatoria con un promedio de 8.74 y sus maestros lo recuerdan como un alumno serio y cumplido.

Ingresó a Ayotzinapa porque no tenía otra opción, ya que en realidad deseaba ser veterinario o maestro de educación especial, pero ello implicaba gastos que su familia no podía solventar.

En el salón donde Christian practicaba la danza regional están sus botines blancos, con los que solía ensayar. Su maestro los tiene guardados para cuando él regrese y vuelva a zapatear con ellos la tarima, con el entusiasmo de un gran bailado

Texto perteneciente a la campaña Marchando con letras

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