En enero de 2019, miles de obreros en la ciudad de Matamoros participaron en un movimiento que quebrantó la denominada paz laboral, que se pregonaba desde los años 80 del siglo pasado. Desde los años 70, en que emergió el sindicalismo independiente durante la llamada “insurgencia sindical”, no se había registrado un movimiento masivo de trabajadores que acaparó los titulares de medios de comunicación tradicionales, la prensa y la televisión, y nuevos, las redes sociales.
El sindicalismo mexicano golpeado por la reestructuración productiva, la exigencia de flexibilidad laboral, la robotización y las crisis económicas continuas, entró en una época de subordinación, sujeción y marasmo desde los años 80 hasta la segunda década del siglo XXI. Los sindicatos que sobrevivieron a estos embates se subordinaron al patrón; se convirtieron en sindicatos de protección o meramente defensivos. Los movimientos laborales en estas décadas fueron contados, mayormente por la exigencia de autonomía sindical, pero controlados por las burocracias sindicales, la represión gubernamental, o bien derrotados en las juntas locales de conciliación y arbitraje. Todo parecía indicar que la capacidad de movilización laboral estaba aniquilada, sin embargo, el movimiento de Matamoros mostró que estaba más viva que nunca.

En torno a las causas del conocido movimiento 20/32 de Matamoros, se enfatizaron dos: una, que la protesta era resultado del incremento salarial decretado por el presidente López Obrador, para todos los municipios fronterizos, en donde se elevó al doble el salario mínimo, fijándose en 186 pesos; segundo, que el movimiento lo había generado la abogada y activista laboral juarense Susana Prieto. Tales explicaciones eran superficiales y coyunturales. Si bien ambos elementos influirían en el movimiento, no permitían explicar cómo se habían levantado al unísono los trabajadores, ni cómo se habían organizado y habían tomado decisiones, previo al arribo de la Lic. Prieto a Matamoros. La explicación tenía raíces históricas profundas.
Matamoros tiene un pasado sindical amplio, que arranca desde la segunda década del siglo XX hasta la actualidad. Esta historia tiene incluso matices rojos, como lo muestra el libro de actas del Sindicato de Meseros, fundado en 1928; está integrada por la experiencia de la lucha de los trabajadores algodoneros de los años 50, y recupera poco más de cinco décadas de experiencia laboral en la industria maquiladora. Los trabajadores participantes son hijos o nietos de mujeres que participaron en huelgas, protestas y desfiles obreros, que aun dentro de los límites institucionales de un sindicato oficialista, conformaron una identidad obrera y con un piso mínimo de conocimiento de sus derechos.

El trabajador matamorense no se deja, sabe cuándo hay que protestar. El desafío a los dirigentes sindicales, tan enfatizado en el movimiento de 2019, no era reciente, desde 2015 las protestas por pagos económicos no realizados o prestaciones no cumplidas, habían estado aconteciendo. Lo que sí fue novedoso es cómo la historia se encontró con la modernidad, especialmente en cuanto a estrategias de lucha. Formas tradicionales como el paro y las huelgas fueron utilizadas junto con estrategias de comunicación digital: las redes sociales como el WhatsApp para comunicarse al interior de las plantas, y como grupo laboral a través de Facebook, lo que nutrió el repertorio de sus estrategias de protesta, dándole tintes de una lucha obrera en donde confluía el pasado y el presente.
Sin embargo, hubo prácticas laborales que no cambiaron, como la creación del mismo sindicato independiente (Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores de Industrias y Servicios/SNITIS), con una fuerte participación de la abogada Prieto y poca presencia de las bases; y la continuidad en una forma de hacer sindicalismo, que llevó al nuevo sindicato a funcionar a la usanza arraigada, desaprovechando su particularidad de sindicato independiente. Por ejemplo, para los trabajadores simpatizantes era fundamental tener instalaciones propias en donde se pudiera ir a solicitar empleo, a pesar de los cuestionamientos de la abogada Prieto, de que eran diferentes, al final instalaron oficinas, abrieron una página de Facebook, donde comenzaron a solicitar trabajadores para “mandarlos a distintas plantas”. Sin duda, una tarea pendiente entre los trabajadores de Matamoros y de todo el país, es recrear nuevas formas de organización colectiva que superen el modelo vertical y subordinado a los líderes, aprendido por generaciones.

El SNITIS logró su reconocimiento legal como sindicato y emprendió una fuerte campaña de afiliación, que le llevó a formular más de 30 demandas por titularidad de contrato colectivo ante la Junta de Conciliación y Arbitraje, sin embargo, las fechas de recuento no se fijaron por la lentitud de la burocracia laboral, que se agudizó con la contingencia del Covid 19. Esta situación llevó a un impasse de la movilización obrera, durante el segundo semestre del 2019 y los primeros meses del 2020, el SNITIS solo tuvo chispazos de acción obrera. Unos cuantos trabajadores de plantas con fuertes problemas laborales continuaron apegados al movimiento, en tanto que, un porcentaje importante de trabajadores se mantuvieron afiliados en los sindicatos tradicionales, especialmente en el Sindicato de Jornaleros y Obreros Industriales y de la Industria Maquiladora (SJOIIM), fundado en 1932; el cual incrementó sus acciones de acercamiento con sus bases a través de programas de educación, deportes y recreación. Esta situación llevó al desánimo a la abogada Prieto, quien en algunas reuniones con poca asistencia expresaba el escaso compromiso de los trabajadores, y les remarcaba lo mucho que ella había trabajado por ellos. En una entrevista realizada a la abogada, ella expresó que por su lucha y apoyo a los obreros había sido objeto de amenazas de muerte y que eso le preocupaba porque si algo le pasaba a ella, la lucha obrera terminaría, porque los trabajadores no se moverían para protestar porque “si matan la cabeza…la víbora ya no puede seguir moviéndose.” (Entrevista con Rosy Morales de Conexión sin fronteras, publicado 9 de junio de 2020).
La expresión denotaba una visión coyuntural y protagónica de lo que es el movimiento obrero matamorense, el cuál no había iniciado en enero de 2019, sino que se había fermentado en casi ocho décadas de historia laboral. Si bien la abogada Prieto había sido una actora importante en el movimiento 20/32, la fuerza y la movilización sindical descansaba en factores más estructurales que un liderazgo individual. Esta fortaleza, les permitía rearticularse en tiempo de crisis aún sin liderazgo, así quedó demostrado el 13 de junio de 2020 cuando los trabajadores volvieron a salir a protestar y exigir la liberación de la abogada Prieto, quien fue apresada este 8 de junio a raíz de una confrontación suscitada en las instalaciones de la Junta de Conciliación y Arbitraje en Matamoros, el 10 de marzo de 2020.

La manifestación masiva mostró que el cuerpo de la víbora sí podía seguir moviéndose sin la cabeza, porque no depende de cabezas sino de una historicidad de lucha que subyace en sus entrañas, y que va más allá de coyunturas y liderazgos. El 13 de junio, los obreros matamorenses mostraron su fuerza como grupo, debajo de la protesta por la liberación de la abogada Prieto, a quien consideran una de los suyos, subyacía el enojo por haberse sentido agredidos por las autoridades por el hecho de ser obreros, como lo mostraron varias de las consignas mostradas en esa manifestación.

El movimiento del 13 de junio tuvo otra característica interesante, la confluencia y acercamiento en torno a la liberación de Susana Prieto de sindicatos, organizaciones no gubernamentales, activistas de las más variadas ideologías, defensores de derechos humanos, y donde el corazón de la movilización la constituyen los obreros y obreras matamorenses, uniéndoseles los de Ciudad Juárez, Reynosa, Mexicali y Tijuana. Así pues, la víbora no solo se mueve sino que parece estar bastante viva y serpentea a lo largo de la frontera.
22 de junio de 2020
* Las imágenes fueron tomadas de Internet.
**La autora invitada es investigadora de El Colegio de la Frontera Norte, Sede Matamoros, Tamaulipas.
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Excelente explicación del acontecer fronterizo en Matamoros. Clarifica el papel histórico del sindicalismo y cómo hay que analizar los últimos acontecimientos en Tamaulipas, sobre todo el papel de la abogada y líder Susana Prieto.
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