El 13 de agosto de 2021 –a nada considerando el significado del suceso– arribaremos a los primeros 500 años de la derrota del imperio azteca-mexica y la caída de su capital. Con sus escombros y sobre sus ruinas, el conquistador vencedor, edificará la nueva ciudad capital titulándola para regocijo de su rey: Nueva España. Los pobladores antiguos le continuaron llamando México, y a sus habitantes los reconocerán como mexicanos. Mexicana, también fue nombrada su lengua por los peninsulares. El territorio de aquellos antiguos mexicanos había sido el Anáhuac.
El 22 de mayo de 1521, Hernán Cortés y su ejército inician el sitio militar a Tenochtitlán, ese día, Pedro de Alvarado y Cristóbal de Olid salen de Texcoco y llegan a la ciudad, cuatro días después con su gente destruyen el acueducto de agua potable que venía de Chapultepec y abastecía a toda la población.

El 2 de junio se ataca intensamente a la ciudad en tres direcciones: desde el sur Cortés, por el oriente Gonzalo de Sandoval y por el poniente Pedro de Alvarado, los combates se prolongan todo ese mes de junio, los mexicanos resisten. Durante el mes de julio los ataques arrecian y la defensa se intensifica, Cortés intenta más de una ocasión parlamentar con Cuauhtémoc, el cual se niega. El 13 de julio llegan hasta Cortés mensajeros con una buena noticia para su causa, Otomíes del valle de Toluca están dispuestos a ser sus aliados, tres días después Cortés procede sistemáticamente: irá arrasando la ciudad conforme van tomando posiciones.
La demolición y ataque militar contra la población civil mexica, evoca todas las guerras históricas de todos los tiempos, desde Troya narrada por Homero a las más cercanas turco-otomanas enderezadas contra los árabes, y, las actuales en el medio Oriente que hoy nos toca atestiguar con nuestros propios ojos.

México-Tenochtitlán, resguardada por sus guerreros, resiste ochenta y tres días de intensos combates, sus fuerzas finalmente se agotan y ceden al empuje enemigo, el 13 de agosto de 1521 es tomada la ciudad. Ese mismo día apresan a Cuauhtémoc, cuando con un grupo de jefes aztecas intentaban huir rumbo a Texcoco.
Años antes de este triste acontecimiento, un macehual (indio del pueblo) habitante de las costas del Golfo, llegaba a Tenochtitlán hasta el palacio de Motecuhzoma, no con un nuevo augurio, sino con la noticia del avistamiento de unas como “torres o cerros pequeños que venían flotando encima del mar”. En ellos venían gentes extrañas “de carnes muy blancas, más que nuestras carnes, todos los más tienen barba larga y el cabello hasta la oreja les da…”.
Después del arribo al nuevo mundo en 1492, los españoles merodeaban las fronteras del imperio azteca sin conocer de su existencia, pero desde sus costas eran observados. Los castellanos entonces centraban su energía en conquistar y fundar pueblos en el Caribe y desde allí organizan varias expediciones y navegan el Golfo, así fue descubierta la península de la Florida en 1512 por Juan Ponce de León, la gente de Ponce de León recorrerá la costa hasta lo que hoy es Tamaulipas.
Años después el gobernador de Cuba, Diego Velázquez, envía a Francisco Hernández de Córdoba (1517) y Juan de Grijalva (1518) a explorar las islas cercanas, descubrirán las ínsulas de Cozumel, “Yucatán y Campeche”.
Cuando Diego Velázquez otorga a Cortés su turno para una nueva expedición, éste ya tenía bien curtido el callo. Sumaba nada menos que quince años en el Caribe, siete en Santo Domingo y ocho en Cuba, donde aparte de colono fue escribano y al momento de preparar la expedición rumbo a México era alcalde ordinario de Santiago del puerto. Durante su estancia en Dominicana, Cortés fue concurrente tardío en la depredación de las Antillas, se dice que hizo buenos negocios y acumulaba una fortuna regular que no dudó en invertir para financiar su expedición. No había castellano que no le conociera, tenía 33 años y fama de tener don de mando. Cortés inicia su aventura el 18 de noviembre de 1518, levanta anclas e iza vela el 10 de febrero de 1519, en diez naves lo acompañan a la conquista poco más de 600 hombres.

La primera parada de Cortés fue la costa maya frente a Cozumel allí manda buscar a dos españoles náufragos, uno atiende su llamado y va a su encuentro, su nombre es Gerónimo de Aguilar cuenta ya con traductor del maya al castellano. La segunda ocasión se detienen en un sitio conocido por Antón de Alaminos su piloto principal, a un costado de la desembocadura del río Grijalva en Tabasco, allí libra una batalla contra los pobladores que intentan impedir que los españoles desciendan, sometidos allí los indígenas mayas, toma posesión en nombre del rey de la ciudad llamada Centla.
El protocolo siguiente aguarda una sorpresa inesperada, pues los caciques indígenas han llegado de sus pueblos y desfilan obsequiando presentes a Cortés, uno de ellos entrega sin saberlo un regalo de enorme valor, una joven esclava indígena llamada Malintzin.
Gerónimo de Aguilar al conversar con ella en maya descubre su origen nahua, Malintzin conserva como lengua materna el náhuatl, al ser vendida a un cacique maya aprende esa lengua. De aquí en adelante la conversación va del náhuatl de Malintzin al maya con Gerónimo de Aguilar, y del maya al castellano con Cortés y así, éste salta la barrera de la incomunicación.
En la tercera escala, el 22 de abril de 1519, Cortés y su gente están desembarcando en Ulúa. Allí, el conquistador funda ese día la Villa Rica de la Veracruz y apoyado por sus acompañantes transformados ahora en colonizadores, establecen y son parte constitutiva del primer cabildo en América. Con este hecho se otorgaron atribuciones jurídicas que legitiman sus actos y en este mismo acto invisten y empoderan a Hernán Cortés, a quien han nombrado como su alcalde ordinario y capitán general. Todo, claro, en nombre del rey.

A partir de aquí inicia el tejido de alianzas y movimientos militares con las altas culturas prehispánicas. Esos acérrimos rivales de los aztecas serán el verdadero motor de la conquista.
15 de junio de 2020
**Imágenes sin fuente, tomadas de Internet
Para leer más:
-José Luis Martínez. Hernán Cortés. Fondo de Cultura Económica-UNAM. 1990.
-Clásicos de la Literatura Mexicana. Los Cronistas: Conquista y Colonia. Editorial Patria 1985.
-Miguel León Portilla. Literaturas Indígenas. Introducción selección y notas del autor. Editorial Patria 1991.
-Christian Duverger. Vida de Hernán Cortés. La Espada. Taurus 2019.