Vecindades tóxicas: libre comercio sin libre tránsito / Séverine Durin

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Turquía y México comparten algo más que ser países productores de telenovelas exitosas. Turquía es a la Unión Europea lo que México es a los Estados Unidos y Canadá: un país que aspira a formar parte, con sus poderosos países vecinos, de una zona de libre de comercio y tránsito. Históricamente, sus habitantes han viajado e intercambiado, no obstante, en el siglo XX Turquía y México se volvieron países expulsores de migrantes, que conforman una mano de obra barata y discriminada.

A pesar del ingreso de México al Tratado de Libre Comercio (TLCAN) en 1994, no consiguió que hubiera libre tránsito de personas en el área, así como ocurre en el espacio Schengen de la Unión Europea. En los albores del siglo XXI, el atentado a las Torres Gemelas en Nueva York, acabó con el sueño del presidente Vicente Fox de lograr un acuerdo migratorio con las autoridades estadounidenses, y en 2009, Canadá impuso un sistema de visado para los turistas mexicanos ante la afluencia de migrantes forzados por la guerra contra el narcotráfico.

Turquía, por su parte, presentó su candidatura para ingresar a la Comunidad Europea en 1987, y en 2004 la Comisión Europea le dio su visto bueno y recomendó iniciar negociaciones para su ingreso a la Unión Europea (UE). Se trata pues de un sueño de antaño, que aún no se concreta, y que han usado las autoridades de la UE para regular los flujos masivos de refugiados en el momento más álgido del conflicto armado en Siria.

En 2014, los sirios fueron bienvenidos en Turquía y obtuvieron el estatuto temporal de protección en ese año. Entonces, eran 200 mil las personas desplazadas por la violencia armada, unas fueron alojadas en campos de refugiados, y otras se dirigieron hacia ciudades del país. Turquía, al ser un país vecino de Grecia, por medio de la ruta marítima por sus islas se transformó en el último eslabón para el ingreso de los refugiados a la UE. En noviembre de 2015, las autoridades europeas buscaron poner un alto a la llegada de las decenas de miles de solicitantes de asilo desde Siria, y entonces negociaron con el gobierno turco para que éste se hiciera cargo de recibir a las personas deportadas desde la UE y cerrará sus puertas a las personas migrantes.

¿Cómo convencieron al gobierno turco de la pertinencia de volverse un país guardián de la fortaleza europea? Lo hicieron poniendo en la balanza la posibilidad de ingresar a la Unión Europea como país miembro. Fue así como el 20 de noviembre de 2015 se firmó el Plan de Acción entre la UE y la República Turca a fin de impedir el paso irregular desde este país hacia la UE de migrantes forzados sirios; el 18 de marzo de 2016 se firmó un segundo acuerdo, ahora para la deportación de sirios hacia Turquía. La UE, por su parte, además de ofrecer apoyos técnicos para la guardia costera, prometió entregar 3 mil millones de euros para facilitar la manutención de los sirios en Turquía, así como reiniciar el proceso de adhesión de Turquía a la UE, y eximir a los turcos de visado para ingresar al espacio de Schengen. Así fue como consiguió que Turquía se volviera el guardián de la fortaleza europea.

El acuerdo del 18 de marzo de 2016 enunciaba que perseguía fines humanitarios y tres objetivos principales: prevenir la pérdida de vidas en el Mar Egeo, romper las redes de tráfico de migrantes, y remplazar la migración ilegal por la legal. Sus fines no eran represivos, ni violentaban los derechos humanos de las personas migrantes, en lo absoluto, buscaba el bien supremo de éstas ante las terribles redes de traficantes y los peligros de viajar por mar, para las personas migrantes hacinadas en lanchas inseguras.

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Migrantes sirios desplazados de guerra. Fuente: CNN

Cualquier parecido con la situación actual de México y Estados Unidos, en esta temporada electoral en el vecino país del norte y de incertidumbre acerca del nuevo tratado comercial, el T-MEC, no es mera coincidencia. El manotazo que dio Donald Trump en la mesa, con el exhorto al gobierno de México de detener los flujos de migrantes centroamericanos, bajo amenaza de imponer 5% de aranceles a sus productos, fue su manera de conseguir que México sea el guardián de la fortaleza estadounidense.

¿Y qué pasó en Turquía? Según el acuerdo del 18 de marzo de 2016, a partir del 20 de marzo, todos los nuevos inmigrantes irregulares que cruzarían desde Turquía a las islas griegas serían devueltos a Turquía. Y así fue: en mayo 2.7 millones de sirios se encontraban en Turquía, un 10% de estos residían en campos de refugiados, y los demás en ciudades donde buscaban trabajo y vivienda.

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Turquía guardián de la frontera de la UE. Fuente: El País

¿Ingresó Turquía a la Unión Europea? Aún no. Turquía tampoco es un país seguro para los refugiados sirios, cuyos campamentos se ubican en el sureste, en la frontera con Siria, donde el PKK hace frente al estado islámico, pero también al poder central en manos del presidente Erdogán.

¿A qué se comprometió México con los Estados Unidos a cambio de que no le cobren aranceles? A contener y reducir el flujo migratorio de centroamericanos en un plazo de 45 días. Para esto, echará mano de la Guardia Nacional, pese a que haya sido creada para combatir al crimen organizado. La asociación entre migración y criminalidad quedó sellada. Además, aceptó recibir a los migrantes que piden asilo en los Estados Unidos, mientras que éste ofrecerá 7,800 millones de dólares a México y los países centroamericanos para la gestión de la población migrante.

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La Guardia Nacional va al sur. Fuente: Posta

¿Qué pasará en 45 días cuando los resultados que presentará el gobierno de México a los Estados Unidos le parezcan insuficientes? Probablemente se firmará un segundo acuerdo entre ambos gobiernos, así como ocurrió entre la UE y Turquía en marzo de 2016, y Turquía se comprometió en recibir a los sirios deportados en su territorio. Entonces, sabremos si es útil abrir la mirada, ver más allá de la relación bilateral, y entender que el presidente Donald Trump no inventó nada, y se inspiró en la estrategia de la UE ante el conflicto sirio. A nivel global, en años recientes la migración forzada de personas desplazadas y que buscan refugio rebasó niveles históricos. Éste es un problema global, propio del capitalismo en su etapa de financiarización según Saskia Sassen, no obstante da lugar a respuestas regionales.

México, como Turquía, es un país de migrantes. ¿Es una gestión militarizada de la migración centroamericana una respuesta adecuada? ¿Nos corresponde replicar las violaciones a derechos humanos que nuestros paisanos sufren en Estados Unidos? Si las relaciones internacionales se basan en un principio de reciprocidad, me temo que estemos perdiendo, tanto la posibilidad del libre comercio, como del libre tránsito. Y algo más. En las relaciones tóxicas, lo que siempre se pierde, es la dignidad. No dejemos que nuestra vecindad sea tóxica.

17 de junio de 2019

Referencia:

Sassen, Saskia, 2015, Expulsiones. Brutalidad y complejidad en la economía global. Katz Editores, Argentina.

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