Pepe Charango es José Francisco Garza Santos. In memoriam /por Meynardo Vázquez Esquivel (segunda parte)

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No recuerdo de quién fue la iniciativa, pero a principios de  1975, Raúl de Jesús y sus cuates de Reynosa, más Juan Chávez y  Pepe fundaron una comuna en una casona que rentaron en la Colonia Guerra, por  5 de mayo entre Jiménez y Guadalupe, a unas cuadras de la Prepa 8. Por si fueran pocos los inquilinos se integraron Los Brujos, Carlos y Leonardo, trabajadores despedidos de una empresa llamada Tarjetas Flaper. Aparte de ellos existía una población flotante de la cual un servidor formaba parte, aunque principalmente en ese rubro se atendía y se daba alojamiento por una noche a activistas estudiantiles de la prepa, hombres y mujeres,  a quienes sus padres les cerraban la puerta por llegar tarde a su casa, sabían  que en esa comuna podían tomar algo de alimentos y pasar la noche.

Carlos y Leonardo se ganaron el apodo de brujos por su filosofía mística y la costumbre de utilizar la herbolaria para todos sus padecimientos y achaques, y nos conminaban a su uso, en su cuarto tenían permanentemente encendida una veladora,  un círculo negro dibujado en una hoja de libreta estaba pegado en la pared y un vaso con agua, dos velices samsonite grandes y unas cuantas cobijas era todo en su cuarto, cierto día el Camarón o la Marre vaciaron el agua y llenaron el vaso de orines.

Juan Chávez entre sus múltiples destrezas, tenía la de ser un excelente cocinero, siempre tenía un jarro con frijoles, sopa caliente y algún guiso, todo lo multiplicaba, al final quedaban trastos y vasijas por montones. Pepe ideó el juego de cartas como mecanismo para asignar la limpieza de la cocina, quien ganara estaba exento de esa tarea, y se ufanaba  de jamás  haber lavado trastes en el tiempo de la comuna en la colonia Guerra.

En el patio de la casa Juan Chávez tenía su mesa de trabajo, hacía cinturones y bolsos para dama, con vaqueta y piel, mientras él afilaba su cuchilla y preparaba las piezas para cortarlas Pepe pulsaba la guitarra y se ponían a ensayar, a veces se les unía Pablo el lechuzo. Casi todo lo que allí escuchábamos era nuevo para nosotros, las canciones de Enrique Ballesté, José de Molina, Los Nakos, Juan Alejandro, León Chávez Texeiro, Canek, Víctor Jara, Soledad Bravo, Judith Reyes, Quilapayun, Inti-illimani, Ali Primera, Daniel Viglietti, Amparo Ochoa, Violeta Parra, Atahualpa Yupanqui, Carlos Mejía Godoy y muchos, muchos más. La biblia entre ellos era el cancionero ¡BASTA! de Méri Franco-Lao, que tenía por subtítulo: “Canciones de testimonio y rebeldía en América Latina”, pronto ese cancionero estaba en nuestras manos también.

A la comuna de la Guerra llegaba medio mundo, pues Raúl de Jesús presidía el consejo estudiantil de la escuela, luego sería el consejero alumno de la prepa,  de pronto éramos más la población flotante que los inquilinos, no solo los maestros de la prepa llegaban a la comuna, hasta Manuel Peña Doria director de la escuela estuvo más de una vez allí. Reuniones de todo tipo celebramos en esa casa durante la vigencia de la comuna.

Pepe era uno de los voceros de lo que ocurría en al ámbito cultural, en la primera muestra teatral intra-universitaria, el grupo de la Prepa Ocho dirigido por Rogelio Villarreal -cuando era buena persona- dirigió el Hombre que se convirtió en perro, de allí el apodo a Joel Rodríguez, que tenía el papel protagónico, desde entonces hasta hoy es Joel El Perro. En el verano de ese 1975 se anunciaban los preparativos para realizar entre todas las escuelas y facultades, el primer concurso universitario de la canción, y supimos que la coordinación del evento estaba a cargo de Pedro Magallanes, quien posteriormente sería el principal promotor del Frente Cultural Universitario.

La comuna de la Colonia Guerra en Guadalupe terminó con nuestra salida de la prepa, a fines de 1976 se desocupó y,  aquí se rompió una taza y cada quien regresó a su casa. Algunos iniciábamos en la facultad, los de Reynosa tronados regresaron a aquella ciudad, excepto Raúl que aquí inició una familia. A los demás no  los volvimos a ver, ni saber de ellos.

No tengo la certeza cuándo inició Pepe la integración del Grupo Pionero, se ha dicho que fue después de la puesta en escena de la Cantata de Santa María de Iquique, que por cierto, fue cuando aquél se ganó el “apellido” de Charango. Según mi recuerdo el grupo Pionero existía desde antes de la Cantata, pues la primera gira del Frente Cultural Universitario se realizó en el verano del 77 y la Cantata había terminado su temporada en Monterrey en mayo de ese año. A la gira del Frente asistió el Grupo Pionero, sin Pepe pues había enfermado y los sustituiría su hermano Wicho. Se dice que los brujos utilizando sus artilugios lo curaron, Pepe se unió a la gira llegando el último día de presentaciones.

El inicial Grupo Pionero estuvo integrado por Ernesto Bugarín, Eva Garza, Silvia Rodríguez, Javier Flores El Tapón, Juan Francisco El Potro y Pepe Charango.

En 1977 surgió una nueva comuna, iniciada por Carlos y Leonardo -los brujos- cuando supe de ello me apersoné y allí encontré instalado a Pepe Charango. Esta nueva comuna se ubicaba en Matamoros entre Escobedo y Emilio Carranza, en pleno centro de Monterrey, la organización que allí se logró escaló enormemente el ensayo de la Colonia Guerra. Después de meses de lucha los brujos convencieron a los inquilinos de esa vecindad a incorporarse al Frente Popular Tierra y Libertad, y no sin dificultad lograron constituir la Base Hidalgo. Varios estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras, se incorporaron- O-marx Martínez, de Río Bravo, Lylia Palacios, Felipe Hernández, Ismael Aguilera, Checo Medina, Martha Martínez y su hermana Magda La chiquita, Leo y Chayo, y otro ríobravense Samuel Briones; algunos de estancia efímera, otros acompañaron (al ghetto, como se refería O-marx) a la organización de inquilinos hasta su extinción a principios de los años ochenta con la aplanadora de la Macroplaza.

Puedo asegurar que esos años debieron ser para José Garza, Pepe Charango, días de plenitud y satisfacción, allí en la Base Hidalgo, no sólo dirige el Grupo Pionero, se doctora como promotor cultural y formador de formadores musicales, a su leal saber y entender. ¿Qué lo  instruía en este quehacer sino su deseo de aprender para después enseñar y formar a nuevas personas? La mayoría eran jóvenes con un deseo de ser parte de ese movimiento cultural que ocurría en esos años en Monterrey. Muchos de esos jóvenes hicieron de la música, el canto  y otras expresiones  artísticas su vocación y su proyecto de vida, gracias a Charango.

También  gracias a Pepe Charango,  conocimos  personalmente a Enrique Ballesté, a León Chávez Texeiro, a los hermanos Nacho y Fernando Betancourt, a Susana Aguilar, Alfredo Martínez, Jesús Coronado, Miguel Aguilar, al grupo Tribu de la Paz, a Seguimos lo mismo, al Grupo Zumbón y otros que de momento no recuerdo. Todos ellos fueron por temporadas huéspedes en la Base Hidalgo y realizaron presentaciones  programadas por Pepe y el grupo Pionero en escuelas y facultades de la Universidad, en colonias del Frente Popular Tierra y Libertad, en sindicatos y manifestaciones, donde su música y su canto estuvieron presentes.

Este escrito es una primera parte de mis recuerdos de mi amigo y hermano Pepe Charango, su repentina partida, como a ustedes me ha consternado, agradezco a Ofelia Gómez, Mario Jurado, el Varo, Luis y Rosy Garza Santos, su ayuda para precisar nombres y fechas.

Descanse en paz José Francisco Garza Santos, Pepe Charango.

28 de noviembre de 2017

Foto de portada: Pepe Charango en los jardines de la UANL (al fondo la rectoría). Autor desconocido, ca. 1978.

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