Miedos, ríos y ciudadanía: sobre la controversia del río Santa Catarina / Arnoldo Diaz*

Miedos

La relación entre la ciudad de Monterrey y el río Santa Catarina es complicada. Desde Santa Catarina hasta Juárez, el río fue la columna vertebral para la fundación de las haciendas que darían inicio a lo que son ahora los municipios metropolitanos. El río fue el pilar para la agricultura, la incipiente industria y en general la vida en nuestra ciudad; sin embargo, desde el inicio de la colonización de este territorio, el miedo ha sido una constante en dicha relación.

Recordemos las palabras con las que Alonso de León describió la inundación de 1636: “parece se abrieron las cataratas del cielo y rompieron las fuentes del abismo en las sierras” (Merla, 1996, p. 14). En los inicios de la urbe el río ya despertaba los temores de una ciudad constantemente abatida por las feroces aguas. Una narrativa que sería muy conveniente para intervenir en el río.

Durante el siglo XX el discurso del miedo al río fue utilizado sobre manera, pero este miedo no era en vano. La inundación de 1909 con sus 3 mil muertes dejó grandes heridas en la sociedad regiomontana. Mismas que fueron retomadas por el gobernador Aarón Sáenz en 1928 para realizar estudios con miras a la canalización del río. El proyecto tomó varias décadas en concretarse, pero finalmente el gobernador Bonifacio Salinas lo sacó adelante.

El discurso del general Salinas era claro, canalizar el río Santa Catarina era una tarea de defensa de la ciudad contra las cataratas del cielo. La idea de defender a Monterrey del río sirvió para destruir buena parte del original barrio de San Luisito que para entonces ya era conocido como la colonia Independencia, así como otros asentamientos que se decía obstruían el cauce del río y propiciaban los desbordamientos (Duarte, 1988). Tras la finalización de las obras casi una década después, esperaríamos que el miedo desapareciera.

Ahora, en pleno siglo XXI y tras múltiples intervenciones en el lecho y en la cuenca, vemos que el miedo sigue siendo la narrativa perfecta para urbanizar el río Santa Catarina. Prueba de ello es el anuncio del desmonte a principios de julio de este año, donde se ha utilizado una narrativa que hace uso del miedo para justificar el proyecto:

“Yo pienso que es una solución buena (el desmonte) porque una parte del río que pasa por la zona urbana donde se estrangula el cauce; ahí hay problemas de que puede haber desborde del agua, porque evidentemente el arbolado que está muy grande hace que el cauce se reduzca y puede desbordarse.” (Alfredo González en Tovar, 07 de julio 2023)

Activistas ambientales frente al desmonte indiscriminado en el lecho del río. Foto del Archivo fotográfico de #unríoenelrío, proporcionada por el autor.

Ante las críticas, el gobernador Samuel García comentó: «Me encanta ver el río verde, pero no es por ahí, es un tema de prudencia, es un tema de vidas contra plantas» (Agencia Reforma, 07/07/23). Es claro que su estrategia es apelar al miedo que pueda generar en la población la idea de una nueva y traumática inundación, que cabe aclarar, es una preocupación legítima. Pero si la consideramos legítima, entonces ¿Por qué sospechamos?

Ríos

La desconfianza entre los gobernantes y los gobernados es tan legítima como la preocupación de una posible inundación. Sobre todo, cuando existen pocas o nulas razones para confiar en un gobierno que protege feminicidas e infanticidas. Además, el registro fotográfico de #unríoenelrío demuestra que el desmonte “selectivo” fue una deforestación. Si esto no fuera suficiente para generar desconfianza, sabemos bien que el discurso del miedo desaparece cuando se trata de crear infraestructura en el río.

El uso de las aguas del río Santa Catarina para las actividades agrícolas es tan antiguo como los asentamientos mismos. Ya en el siglo XIX, fábricas como La Fama utilizaban la corriente del río para impulsar sus generadores de electricidad y recién iniciado el siglo XX se creó a la altura de San Jerónimo la primera obra para captación de agua del río de lo que es ahora Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey (Diaz, 2022).

1948, fue un año de sequía en el estado y se redujo el abastecimiento; no obstante, las galerías de infiltración existentes río arriba captaban 670 litros por segundo concesionados, además de tres bombas instaladas que obtenían cerca de 250 litros por segundo, dos pertenecían a la Cervecería Cuauhtémoc y la otra a la colonia del Valle. A pesar de que la autoridad federal retiró el permiso para la extracción, las bombas siguieron funcionando (Ortega, 2005; pp. 230-231). Sirva como ejemplo del nivel de intervención de las empresas privadas en el río.

Después de la canalización, en 1950 para ser exactos, se expidió un decreto para ceder al municipio de Monterrey los terrenos ganados al río durante el proyecto, siendo buena parte de ellos territorios de la colonia Independencia donde se había desalojado y dinamitado con la excusa de que obstruía la corriente del río. Lo que ayer eran casas que obstruyen el cauce hoy es la avenida Morones Prieto. Del lado del centro sucedió la misma historia y ahora existe la avenida Constitución (Ortega, 2005).

Más adelante en la década de 1970, el gobernador Pedro Zorrilla ordenó la prolongación de la canalización y aprovechó el momento para instaurar las famosas canchas de fútbol (Ortega, 2005), que darían inicio a varias décadas de inversión en infraestructura en el lecho del río Santa Catarina, misma que se vería afectada con el huracán Gilberto y desaparecerían en 2010 tras la llegada del huracán Alex. Pero causa demasiado ruido el hecho de que cuando se habla de vegetación o de habitantes del río el miedo a las inundaciones se hace presente, pero cuando se trata de construir en el lecho, el miedo desaparece.

Vida en el río Santa Catarina. Foto del Archivo fotográfico de #unríoenelrío, proporcionada por el autor.

Queríamos pensar que después del Alex los gobiernos y privados comprendieron la importancia de dejar libre el cauce del río. Y aunque han afirmado que no buscan construir nueva infraestructura con esta deforestación, nos sigue pareciendo difícil creerlo pues en 2018 el ahora gobernador Samuel García impulsó dos planes maestros, uno sobre el corredor integral de movilidad sustentable Constitución-Morones Prieto y otro sobre el uso recreativo y deportivo público en el lecho del río Santa Catarina, en el que se plantea la reingeniería de la ciudad usando al Santa Catarina como eje central de dicha transformación (Plan Maestro, 2018).

El proyecto incluye la creación de distritos urbanos, nuevos edificios en las inmediaciones del río, así como parques y espacios de recreación en el lecho del río. Podría argumentarse que este plan es viejo y está en desuso; sin embargo, el gobernador ha anunciado un nuevo plan para construir parques y plazas en Monterrey donde, de nuevo, el río Santa Catarina es escenario para muchos de esos proyectos y otros, como el Gran Parque de Agua, que parecen fantasías irresponsables de la gente en el poder.

Ante semejantes desvaríos ¿Podemos realmente influir en estas decisiones?

Ciudadanía

Hoy en día usamos la palabra ciudadanía para describir una multitud de sujetos poco claros, en los discursos oficiales la ciudadanía puede ser la academia, las empresas, la gente de a pie, todas las anteriores o ninguna. Si quisiéramos encontrar utilidad a este concepto quizá pueda funcionar como etiqueta para la acción organizada o no, de la gente para cambiar su realidad inmediata, permitiéndonos de esta forma no hablar ya de ciudadanía sino de procesos de rebeldía o movimientos sociales.

Cuando hablamos del agua en Monterrey tenemos que hablar de la primera crisis del agua que pudiéramos llamar una crisis de abastecimiento y no sequía. Vivienne Bennet estudió a profundidad las protestas realizadas ante la primera gran crisis y diferenció dos periodos de protestas. El primer periodo parte de 1974 a 1977 en el que las protestas eran individuales en su mayoría y las manifestaciones colectivas eran esporádicas; el segundo, de 1977 a 1985 en el que predominaron las protestas públicas, donde el Frente Popular Tierra y Libertad tuvo una participación importante, pero que se extendió a buena parte de las periferias de la ciudad (1988 y 1996).

Los actos de resistencia del segundo periodo iban desde el cierre de calles hasta la toma de pipas de agua. Fueron estos actos de resistencia los que obligaron al gobierno del estado y  Agua y Drenaje a extender el servicio de drenaje, así como el asegurar la provisión de agua durante las 24 horas del día, al menos en el escenario ideal.

Una segunda crisis de abastecimiento llegó en 2022, aunque en muchos barrios se veía venir y en muchos otros continúa en 2023. La desesperada situación de las múltiples colonias que se vieron afectadas por la falta de agua llevó a una serie de manifestaciones, sin embargo, la mayoría de ellas fueron esporádicas y se organizaban dentro de las mismas colonias, algunas fueron atendidas y otras simplemente tuvieron que esperar a que se regularizara el servicio hacia finales del año.

Parecería que la preocupación por la conservación y un mejor uso de las fuentes de agua sería una acción a tomar en cuenta en toda decisión de planeación urbana y prevención de riesgos. Pero para el gobierno no fue así, la deforestación del río es prueba de ello. Y la inacción ante la ola de incendios deja en evidencia que la gestión integral del río no conlleva para el gobierno un compromiso de cuidado y conservación.

Se detuvo la deforestación mecánica e iniciaron los incendios en el lecho del río. Foto del Archivo fotográfico de #unríoenelrío, proporcionada por el autor.

Enmarcamos la exigencia de Audiencia Pública realizada por la unión de las 38 organizaciones, llamada #unríoenelrío, como una nueva etapa de protestas por el agua y la biodiversidad en Monterrey, en la que las herramientas que el gobierno creó para usar a modo se le empiezan a revertir. Pues, aunque existan secretarías que se cuelgan logros, la verdad es que en todo momento hubo hostilidad y presión por parte de las autoridades para realizar la audiencia a su modo, lo que el movimiento supo manejar de buena manera, logrando comprometer a las autoridades a que las estrategias de prevención de riesgos se realicen correctamente y bajo supervisión conjunta de expertos y expertas propuestas por #unríoenelrío, así como la transparencia en todos los estudios que presenta el gobierno para llevar a cabo las obras de prevención.

La desconfianza crece mientras el río arde. La cantidad de incendios desde el inicio de la controversia hasta el día de hoy va en aumento. Y mientras el gobierno argumenta que es la vieja política, o que son las personas sin hogar, va aumentando el sentimiento de que están logrando deforestar a un menor precio y sin necesidad de aparatos ciudadanos.

Ante este escenario, las organizaciones que forman parte del movimiento #unríoenelrío y la gente simpatizante comienza a preguntarse si realmente estos mecanismos autoproclamados ciudadanos son suficientes para detener la maquinaria del sistema. La posibilidad de un ejercicio de crítica y una ruptura con las vías institucionales en las luchas ambientales en nuestra ciudad se ve cada vez más cerca.

Por ello invito a preguntarnos: ¿Sus construcciones ameritan tal destrucción? ¿Podemos seguir siendo espectadores de un colapso anunciado?

22 de agosto de 2023

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* El autor es Licenciado en Historia por la UANL, docente en la Universidad del Valle de México y colaborador de Antihistoria.

** Portada: Paisaje de montañas, vegetación y deforestación desde el lecho del río. Foto de Víctor Palomares.


Referencias

Agencia Reforma (07 de julio 2023) “Justifican desmonte en el Santa Catarina”. El Mañana [en línea]

Bennet, V. (1988) “Servicios públicos urbanos y conflicto social: el agua en Monterrey” en Cerutti, M. (ed.) Monterrey. Siete estudios históricos. UANL.

Bennet, V. (1996) The politics of wáter: Urban protest, gender, and power in Monterrey, Mexico. University of Pittsburgh Press.

Diaz Tamez, A. D. (2022). Patrimonio de la industrialización del agua en Monterrey. In C. Contreras Delgado & F. A. Nuñez Tapia (Eds.), Patrimonio Industrial: tensiones y expresiones (pp. 443). CLACSO.

Duarte Ortega, N. (1988) “La estatización del agua en Monterrey” en Cerutti, M. (ed.) Monterrey. Siete estudios históricos. UANL.

Merla Rodríguez, G. (1996) El río Santa Catarina en el Valle de Monterrey. Gobierno de Santa Catarina.

Ortega Ridaura, I. (2005) Génesis y evolución de la administración pública en Nuevo León. Fondo Editorial de Nuevo León.

Gobierno de Nuevo León (2018) Plan maestro del CORREDOR INTEGRAL de movilidad sustentable Constitución-Morones Prieto + Plan maestro del uso recreativo y deportivo público en el LECHO DEL RÍO Santa Catarina.  [En línea]

Tovar, R. (07 de julio 2023) “Realizarán Conagua y Nuevo León poda al río Santa Catarina”. El Horizonte [en línea]

Un comentario

  1. Todo fue mentira , el desmonte fue para abrir brecha para proyecto del segundo piso de morones prieto y poner carretera sobre el lecho del rio sta carina en los tramos donde es imposible librar metro y/o puentes por arriba.

    La licitacion fue autorizada en Mayo con presupuesto mixto de otra cosa ( carrretera inter serrana) la empresa ganadora: una de nombre generico «Desarrollos sostenibles S.A. de C.V» probablemente de un compadre del papa del gobernador.

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