
Querida Monterrey:
Tengo un poco más de 30 años de conocerte. Te conocí en un día lluvioso del mes de octubre del año 1991. Mi primera impresión no fue la mejor. No se veían tus majestuosas montañas, solo el asfalto de la avenida Constitución.
Dos años después de esta primera visita vine a vivir en una de tus colonias, la Vista Hermosa. En ese entonces era un barrio tranquilo, con aire de pequeño suburbio. No estaba el Doctor Hospital que invadió y se comió el pequeño cerro, ni el monstruo en que se ha convertido Galerías Monterrey. Cumbres terminaba a la altura del Chili’s, el primer restaurante donde se podía comer ensaladas en medio de una oferta avasalladora de carne asada, y Leones era una avenida transitable.
Luego me mudé hacia el Obispado. Ya se encontraba en decadencia, aunque aun estaba funcionando El Tío Restaurante como vestigio de la época de oro de la colonia, cuando era el lugar de la clase alta de la ciudad. Las pocas casas que aún están de pie entre avenidas y torres de edificios se han transformado en escuelas, o bufetes de abogados. Los habitantes originarios emigraron, hace tiempo, hacia el otro lado del cerro, en San Pedro.

La pujante Monterrey no muchos años atrás. Foto: Milenio Diario
Después de unos años en Francia, regresé en el año 2001 a vivir a Monterrey. Esta vez decidí vivir en el centro de la ciudad y desde aquí, durante un poco más de dos décadas, he observado cómo no has parado de cambiar. Como en todo -me dirás-, el cambio es el destino de la vida; todo se transforma. Pero no estoy segura de que me guste el rumbo que has tomado recientemente.
Orgullosa desde tus orígenes, la Sultana del Norte, ¡vaya apodo el tuyo!
Tu historia sin duda te ha dado muchas razones para ganarte este apodo, pero no estoy segura de que tu futuro, a como lo estás proyectando, te dé razones de orgullo. Siempre buscas distinguirte de entre los demás para aparecer en el tablero de las grandes ciudades del mundo, sea cual sea el precio para tus habitantes.
Te dejaste caer en la carrera desenfrenada del desarrollo inmobiliario vertical. No eres la única, todas las ciudades del mundo sucumbieron, pero esperaba más de ti. Hoy, las torres aparecen en cada esquina de tus calles tapando la vista de tus montañas. Estas montañas que descubriste en la década de los 90 cuando te definiste a ti misma como la ciudad de las Montañas. Eso sí que ninguna ciudad mexicana te lo puede ganar, pero ya casi no se ven tus montañas. Ya no son tu orgullo, menos tu prioridad. Lo de hoy es tener la “skyline” más bonita para competir entre las ciudades globales en Instagram.

Monterrey, entre las ciudades con las torres más altas de México, según Tower Info
En temas de contaminación tampoco te quedaste atrás. Tu aire está siempre más contaminado, más viciado…. te pusiste a competir con tu rival de siempre, la Ciudad de México. Estás a poco de ganarle. Ya llevas más de 200 días con mala calidad del aire en el 2022 según la secretaría de medio ambiente de Nuevo León; a la par con Ciudad de México. Sólo te falta declararte en contingencia ambiental para ganarle.
Cada noticia que te pone en el escenario nacional, o mejor aún, en el internacional, te enorgullece, sin importar que esta sea la peor de las noticias. El anuncio de que lograste el primer lugar nacional en horas perdidas en el trafico, con 116 horas contra 72 horas para la Ciudad de México, y el noveno lugar a nivel mundial, en lugar de alarmarte te da gusto.
Le ganaste el año pasado a Guadalajara el lugar de la segunda ciudad más poblada del país. La noticia llegó entre hurras y bravos. Sin duda es una buena noticia saber que aún atraes, que la gente quiera vivir entre tus numerosas colonias, que el trabajo, pilar de tu identidad, siga siendo atractivo, que la inversión extranjera siga llegando, que nuevas empresas se estén instalando… ¡Hasta Tesla está por llegar!
Tantos logros en estas últimas décadas: ¡más torres, más autos, más población, más empresas y fábricas! Y a la vez tantas pérdidas: menos agua, menos espacios verdes, menos aire respirable… Ojalá tus deseos de brillar fueran en otros ámbitos, en calidad de vida, en transporte público digno en parques y espacios verdes… y la lista puede seguir, que lo que falta es mucho.
Querida Monterrey, mi segundo hogar, mi identidad mexicana ¿qué te ha pasado para que hayas sacrificado tu otro apodo, el de rancho grande, menos grandilocuente pero más humano y cariñoso? Sueño un día verte en las noticias nacionales o internacionales y que lo que informen sea que estás entre los mejores lugares para vivir.
28 de febrero de 2023
annafouquet@gmail.com
No pudiste describirla mejor!!! Felicidades Anne!!! Eres grande
Me gustaMe gusta
Buena descripción y buen artículo! Falto tu estado en el TEC!
Me gustaMe gusta
Cómo no comparar el crecimiento de una ciudad, ser orgánico, con el crecimiento de una persona?
En manos de quién está el crecer con dignidad y hacia un fin que de felicidad?
Me gustaMe gusta
Coincido al 100% con la identidad y el rumbo que ha tomado la ciudad. Esperemos las medidas que “se están tomando” se cristalicen al corto plazo en favor de la calidad del aire, áreas verdes, y la movilidad “que siempre debimos tener”.
Me gustaMe gusta
Coincido al 100% con la identidad y el rumbo que ha tomado la ciudad. Esperemos las medidas que “se están tomando” se cristalicen al corto plazo en favor de la calidad del aire, más áreas verdes en toda la ciudad, y la movilidad “que siempre debimos tener”.
Me gustaMe gusta