El archivo histórico del municipio de Monterrey resguarda entre sus series documentales una que recoge y registra las causas criminales que padecía la incipiente ciudad capital del Nuevo Reino de León entre 1621 y 1834. El historiador Eugenio del Hoyo nos legó el índice de este importante acervo, que da cuenta de los crímenes cometidos y nos remite a los expedientes de cada uno de ellos. Bajo orden alfabético, nombres de personas, lugares geográficos, castas, empleos, etcétera.
Entre los delitos registrados figuran: homicidio, desacato, riña, vagancia, rebeliones indígenas, huida del servicio del amo, robo de ganado, fuga, salteador de caminos, cohecho; y aunque usted no lo crea a mediados del siglo XVII existen registros de: ultraje, maltrato, pecado nefando, estupro, lascivia y pecado bestial, entre otros. Así que los futuros historiadores e historiadoras tienen allí una veta documental poco consultada a la espera de ser analizada y difundida.
Precisamente a fines del siglo XVII el cronista Juan Bautista Chapa, integrante de la élite política y económica de la sociedad reinera, deja su perfil de patriarca en un testimonio de hechos violentos que ocurren en la región. En él describe el asesinato de un hombre casado avecindado en Saltillo, de nombre fulano de Vozmediano, por lo escrito, suponemos que el cronista conoció las causas que originaron esa tragedia pues dice:
“No explicaré con fundamento la causa o motivo que hubo, para la crueldad que cometieron madre e hija; (…) Y aunque al principio negaron, puestas en algún aprieto lo hubieron de confesar; disculpándose con pretextos frívolos, de mala vida que recibían del difunto. La causa se fue substanciando de oficio de la real justicia, y en este medio no faltaron quienes les favorecieron a las contenidas; y hicieron fuga de la cárcel, quedándose tan enorme delito sin castigo”.

Inicié de esta manera mi colaboración para mostrar los siglos que tiene en nuestra regia sociedad fermentándose, multiplicándose y padeciendo el abuso machista y patriarcal. El crimen de un hombre o de una mujer, no es diferente, es igual de doloroso para las familias y sus hijos. Sólo –y esto es lo que prefieren ignorar legisladores como Juan Carlos Leal del PES y expulsado de Morena– que el asesinato de mujeres ocurren en su entorno familiar. Esto revela investigaciones sociales cuya conclusión se obtuvo después de realizar un recuento de más 25 años de asesinatos de mujeres, Teresa Incháustegui autora de este trabajo pudo categorizar que es “El hecho de ser mujer” y esta categoría terminó incorporada al Código Penal Federal. El estudio también evidenció, que 45% de los crímenes contra las mujeres ocurren, como ya dijimos, en su entorno familiar, y que la mayoría de éstos son cometidos por su pareja sentimental o su cónyuge, siendo la causa principal de la agresión los celos, o haber tomado la mujer la iniciativa de terminar su relación.
Mientras los crímenes o muerte violenta de los hombres en su mayoría ocurren fuera de su entorno familiar inmediato, siendo la causa frecuente las riñas o peleas. Aquí en el área metropolitana no me dejarán mentir, hemos tenido meses donde contamos por decenas las muertes de personas alcoholizadas, principalmente hombres en percances viales. Aquí está la diferencia; y todavía el diputadillo del PES exige piso parejo. Con todo respeto pero es un reverendo ignorante, por no decir ¡pendejo!
La muerte violenta de una mujer debe de seguir siendo calificada como feminicidio. Si el curso de la investigación indica que deba ser reclasificado el delito a homicidio calificado, se hará siempre y cuando existan las pruebas y evidencias que así lo acrediten, pero no como pretende la brillante iniciativa del señor fiscal general, Gertz Manero, planteada en días pasados bajo el argumento de: “la dificultad técnica con que se encuentran las fiscalías para demostrar un crimen.” En el fondo, lo que los Ministerios Públicos necesitan y no tienen, y creo que difícilmente tendrán si no los instruyen y capacitan, es observar con mirada distinta y humana los crímenes contra las mujeres.

Lo que demuestra la iniciativa del fiscal general de la República, es querer borrar o sacar de la ley el delito de feminicidio, que no solo visibiliza el crimen contra las mujeres; sino que ha dotado de argumentos objetivos que lo describen e inscriben en el Código Penal Federal, donde ha quedado establecido que “Comete el delito de feminicidio quien prive de la vida a una mujer por razones de género”. El feminicidio está tipificado en México desde 2012, y actualmente está contemplado en 28 códigos penales de igual número de estados.
De paso decir que este reconocimiento e inscripción en la ley del feminicidio no es obra del estado o de los gobiernos priistas, sino resultado del movimiento feminista que se viene expresando y creciendo en nuestro país desde la década de los setenta y que su renovada y joven generación ha reaccionado rápidamente atajando la iniciativa de la fiscalía general.
El estado mexicano, se ha distinguido en ser omiso a los reclamos y exigencias de los organismos internacionales que protegen los derechos humanos. Poca o nula atención le ha prestado a la condena hecha por la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, en el lacerante caso de las muertas de Juárez y la emblemática sentencia de Campo Algodonero.[1] Omisión gravísima también para las familias de las mujeres asesinadas quienes nunca reciben, ni reparación, ni verdad, ni justicia.
Está por cumplirse un año –el 6 de marzo– que el presidente en su conferencia mañanera anunció un programa contra la violencia hacia las mujeres, del cual hasta la fecha nada sabemos, esperamos no sea otra promesa incumplida.
17 de febrero de 2020
[1] El caso se puede conocer en extenso descargando este libro
Fuentes consultadas:
– Historia de Nuevo León. Con noticias sobre Coahuila, Tamaulipas, Texas y Nuevo México, escrita en el siglo XVII por el Cap. Alonso de León, Juan Bautista Chapa y el Gral. Fernando Sánchez Zamora. Estudio preliminar y notas de Israel Cavazos Garza, Monterrey 1980. Archivo Histórico de Monterrey.
-Índice del ramo causas criminales del archivo municipal de Monterrey: 1621-1834. Por Eugenio del Hoyo. ITESM. Monterrey 1963.
– Teresa Incháustegui, «Feminicidio, judíos, nazis; o banalidad de la ignorancia», en: La Silla Rota.