Un mundo soft . Futbol americano y autoritarismo / por Efrén Sandoval Hernández

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Para más de uno parecerá un desperdicio dedicar este espacio a un asunto de la Liga Nacional de Futbol de los Estados Unidos (NFL por sus siglas en inglés). Se trata, en el caso de esa organización, de una de las industrias económica y culturalmente más importantes de aquel país. Al año, la NFL tiene ganancias operativas superiores a los 44 millones de dólares y es la liga deportiva económicamente más importante en todo el mundo.[1] Además de ser un gran negocio, la NFL sirve como mecanismo de propagación, reproducción y afirmación de los símbolos y valores de aquella sociedad, cultura y poder: la libertad (¿de invadir?), la democracia (¿directa?), la honorabilidad (¿del tío Sam?), la cristiandad (¿In god we trust?), la integración racial (¿el melting pot?), el patriotismo ( Ooh, say can you see…?). Pero tan contradictorias son las prácticas de la NFL con estos valores, como lo es en general el gobierno, la economía, la moral y, para acabar pronto, eso que llamamos la sociedad norteamericana. Por ello, hablar de esa liga deportiva es también hablar de lo que pasa en ese país y en el mundo.

En la última temporada de futbol americano, Colin Kaepernick, jugador afroamericano como dicen allá, protestó públicamente por los frecuentes casos de violencia policiaca en contra de ciudadanos afroamericanos. El ahora ex jugador del equipo de San Francisco fue frontal, y en lugar de ponerse de pie y llevar su mano derecha al pecho (ahí, juntito al corazón) para escuchar solemnemente el himno nacional y venerar a la bandera, se hincó y miró al suelo en señal (sic) de vergüenza: “No voy a levantarme para mostrar orgullo por la bandera de un país que oprime a la gente negra”, espetó. Colin repitió la acción el resto de la campaña, manifestó sus ideas en cuanto medio de comunicación pudo, logró que varios jugadores se hincaran junto a él, y que otros por su lado hicieran algunas otras señales de protesta, tal vez más tímidas pero señales al fin.

Hoy podemos decir que el atentado cometido por Kaepernick, es decir, el haber osado desafiar al estatus quo, le ha valido quedarse sin trabajo. Cierto es que como mariscal de campo (la principal posición que puede desempeñar un jugador en ese deporte), Kaepernick había bajado su nivel de juego y por lo mismo los 49ers lo habían mandado a la banca desde antes que sucediera el acto de desobediencia. No obstante, para los especialistas en este deporte, Kaepernick tiene un mejor nivel que muchos otros mariscales de campo contratados esta campaña por otros equipos. Hoy, Colin Kaepernick está desempleado (la temporada inició el pasado jueves). La lección ha sido dada. El mensaje es claro. Ahora cualquier otro jugador sabe lo que le puede pasar si…

Este caso (¿o debiera decir, de la NFL?) me recordó la lectura que hace poco hice de un libro firmado por el Comité Orwell, un grupo de académicos y periodistas franceses.[2] Ahí se habla del poder, del totalitarismo y de la ideología del tipo soft (suave, blando). Se trata de imponer en todos los pueblos del mundo, y mediante mecanismos soft de convicción y seducción, la idea de que los intereses políticos, económicos y militares de los Estados Unidos, corresponden al mejor de los mundos posibles. Esa dominación pasa por la manipulación del lenguaje, así, si usted no está por la apertura, entonces está por la cerrazón; si uno no es un convencido del liberalismo, entonces es un autoritario casi fascista; si uno denuncia las desigualdades, entonces es un socialista o incluso peor un comunista. Esta lógica se aplica como si fuera algo natural e ineludible, a través de un poder soft que no se impone por las armas sino por la difusión de un modelo cultural aceptado por los vencidos y glorificado por los vencedores. Se trata de un totalitarismo soft que disuelve poco a poco, uno por uno y mediante actos sutiles y, muy importante, legales, los cada vez más escasos modelos alternativos, los pequeños disentimientos, las más tímidas manifestaciones de inconformidad; y que protege la libertad del mercado en contra de su peor enemigo, la acción colectiva.

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Contra la desobediencia en EEUU.  /                                         Portada: La peor de las dictaduras

Pensemos ahora en el silencio de los trabajadores (el profesor de la universidad privada o pública, el empleado de la tienda de autoservicio), que no hacen (¿hacemos?) más que callar sumisamente y aguantar. Pensemos en la recriminación social, a grados de linchamiento si hace falta, que reciben aquellos que osan manifestarse públicamente; o en el esfuerzo emocional y social que necesitan quienes actúan convencidos que otra manera de convivir, desplazarse, consumir, aprender oso trabajar, es posible.
Ninguno de los equipos de la NFL estaba obligado a contratar a Colin (o dicho en términos del poder soft: todos los equipos de la NFL tienen el derecho de contratar al que consideren el mejor jugador para su estrategia). Esa es la legalidad, que no legitimidad, del poder soft, ese es nuestro mundo soft.

11 de septiembre de 2017

[1] Mike Ozanian, “La NFL sigue siendo la liga deportiva más lucrativa del mundo”, Forbes México, 22 de septiembre de 2013, https://www.forbes.com.mx/la-nfl-sigue-siendo-la-liga-deportiva-mas-lucrativa-del-mundo/

[2] Le Comité ORWELL, Bienvenue dans le pire des mondes. Le triomphe du soft totalitarisme. Paris: Éditions Plon, 2016.

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