Mientras más se vaya contra lo establecido, más fiel se debe ser a sí mismo.
G.Ch. Lichtenberg (1742-1799)
Una sana costumbre cuando siento que la dimensión de la crisis social y moral que vivimos nos hace insignificantes es recurrir a los grandes. Lichtenberg y sus Aforismos ha sido mi pararrayos, particularmente la edición prologada por Juan Villoro. Diariamente la realidad es terca en mostrarnos el desastre que somos, por nuestros ojos y oídos pasan los atropellos, miserias, violencias, impunidades, despojos, pero, vemos poco, escuchamos poco, hacemos casi nada. La política no es para nosotros.
Desde los Países Bajos, Rob Reimen busca respuestas para una Europa deshumanizada, banalizada, apresurada y que además, caracteriza como una sociedad kitsch. En ésta, “la política deja de ser una plaza pública para el debate serio sobre lo que es una buena sociedad y cómo puede alcanzarse. Se ha convertido principalmente en un circo en el que las personas tratan de ganar y mantener poder político mediante consignas y estrategias de imagen pública.” (p. 55-56). En la sociedad kitsch predomina el hombre-masa que busca la mayor satisfacción inmediata y la menor dificultad intelectual. Pero no se nace siendo hombre-masa, esta población mayoritaria es el resultado del desamparo de todas las élites -las señala Riemen: la de los intelectuales nihilistas y conservadores, la del sistema educativo, la élite empresarial, las élites políticas de izquierda y de derecha. Y sintetiza: “Esta traición de las élites convierte al hombre en hombre-masa y reduce su identidad a la de cliente, votante, público o adicto al dinero.” (pp. 57-59)
La mayoría de las ciudades de nuestro país bien pueden sumarse a esa sociedad kitsch. También esta es una sociedad de consumo inmediato y abundante, de simplificación, de placeres rápidos, de indiferencia… y desde arriba, la más pura demagogia repitiendo la falacia de que todo sea para todos. Los significados de los valores de justicia, democracia, bondad, verdad, belleza, compasión, amistad se trastocan, se vacían, se corrompen desde las élites hacia abajo.
A pesar de ello, menciona Gustavo Esteva: “Ninguna experiencia, sin embargo, ninguna evidencia del carácter real de este régimen, logra persuadir a todas y todos de la necesidad de abandonarlo. Persiste un imaginario muy arraigado que permite expresar profundo descontento con el estado de cosas y tener conciencia de las deficiencias insalvables del régimen… pero sin ir más allá. Se diría que al llevar la crítica a su extremo natural se produce una angustiante sensación de vacío, que hace regresar a la zona de confort.”
Por todo lo anterior, cobra relevancia el surgimiento en el país de una propuesta para recuperar la política como un medio para que los pueblos se expresen; de rescatar la crítica social para dialogar y no para dividirnos; de buscar en la organización de los de abajo la posibilidad de rehacer nuestro país. La propuesta la encabezan los pueblos indígenas organizados a partir de 1994 en el Congreso Nacional Indígena (CNI), estos pueblos que siguen hasta hoy sufriendo del “colonialismo interno”, así llamado por Pablo González Casanova. El CNI, secundado por el EZLN, tomó la decisión de intervenir en la coyuntura electoral a través de una vocera mujer indígena que será candidata independiente a la presidencia de México en las elecciones del 2018, María de Jesús Patricio, Marichuy.
Hoy como en 1994, cuando se levantaron los pueblos indígenas zapatistas de Chiapas, no están solos. Para dar cumplimiento al requisito para los candidatos independientes de ser respaldados por una organización civil, en julio pasado se constituyó la asociación civil “Llegó la hora del Florecimiento de los Pueblos”. Integrada por 19 mujeres y 29 hombres, en su mayoría académicos (filósofos, sociólogos, historiadores, antropólogos, abogadas), así como artistas gráficos, literatos y músicos. En esta asociación, además de los antes mencionados Juan Villoro y González Casanova, participa Paulina Fernández, profunda conocedora de la historia y presente de las comunidades zapatistas. Retomo de ella parte de las conclusiones que recientemente expuso acerca del por qué su respaldo a la iniciativa CNI-EZLN.

- La responsabilidad de la izquierda institucionalizada. “Dicho más directamente: 40 años de participación política dentro del sistema electoral legal demuestran que lo único que logró la izquierda institucionalizada es fortalecer al sistema en su conjunto, legitimarlo y prolongar su existencia, pero no destruirlo, ni siquiera cambiarlo. Peor aún.”
- El sistema capitalista ha mutado a formas más violentas. “…sin que al parecer esos mismos partidos políticos de izquierda se dieran cuenta del papel que estaban desempeñando desde los distintos espacios del poder que han ocupado, de manera especial e ininterrumpida, en las cámaras del Poder Legislativo Federal. Les corresponde el nada honroso mérito histórico de haber avalado las sucesivas reformas que condujeron a transformar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en un “gran código mercantil” (Manuel Fuentes Muñiz),
- Un Estado social destruido. “…pues en el centenario de su promulgación, [la Constitución] ya “no tutela más los derechos de los campesinos, los trabajadores o los indígenas. Tampoco garantiza para la población los derechos a la salud, la educación, el trabajo; ni protege las propiedades nacionales, colectivas y comunales. Por el contrario, ahora privilegia los intereses del capital. Allana el camino a los grandes negocios sobre los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de los mexicanos.” (Manuel Fuentes Muñiz)
- El CNI: hacer política sin buscar el poder. “No es nuestra intención competir en nada con los partidos y toda la clase política que aún nos debe mucho: cada muerto, desaparecido, encarcelado, cada despojo, cada represión y cada desprecio. No nos confundan, no pretendemos competir con ellos porque no somos lo mismo, no somos sus palabras mentirosas y perversas. Somos la palabra colectiva de abajo y a la izquierda, esa que sacude al mundo cuando la tierra retiembla con epicentros de autonomía, y que nos hacen tan orgullosamente diferentes […]”
- Ni por el voto ni por dividir. “Al proponerse participar en el próximo proceso electoral federal, el Concejo Indígena de Gobierno no va a dividir a una izquierda institucionalizada que se dedica a dividirse a sí misma, ni le va a quitar votos a los partidos, puesto que hay demasiados ciudadanos en nuestra sociedad, quizá más del 50 por ciento distribuidos por todo el territorio de la República Mexicana y fuera de él, que están hartos y desde hace años no quiere saber nada de los partidos políticos.”
- Una oportunidad al encuentro desde abajo. “La propuesta del CNI-EZLN aspira a sacudir la conciencia de la nación, es un llamado a la unión y a la organización de los pueblos indígenas y de la sociedad civil para frenar la destrucción del país, para defender la vida individual y colectiva, para reforzar las resistencias y rebeldías, fortalecer el poder de abajo y a la izquierda en una perspectiva contra el neoliberalismo, contra el capitalismo.”
¿Y por qué no intentarlo? Pues como dice Esteva que decía H. Zinn, “El mundo está patas arriba, las cosas están completamente mal. No es cosa de desobediencia civil. Nuestro problema es la obediencia civil.” Así que, siguiendo a Esteva, es hora de irnos haciendo desobedientes. A ver si así sí.
28 de agosto de 2017
Fuentes de inspiración:
Lichtenberg, G.Ch. (1989) Aforismos. México: Fondo de Cultura Económica, Breviarios No. 474.
Riemen, Rob (2017) Para combatir esta era. Consideraciones urgentes sobre el fascismo y el humanismo. México: Taurus.
Esteva, Gustavo (2017) “La hora de la desobediencia” y “La otra cara de la guerra”
Fernández, Paulina (2017) “Sacudir la conciencia de la Nación” conclusiones de la ponencia.
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