El sindicalismo mexicano del siglo XXI / por Eleocadio Martínez Silva

El año 2022 cerró con situaciones inéditas en las últimas décadas de la larga historia de la clase obrera mexicana por mejorar sus condiciones de vida. Obreras y obreros de la industria transnacional obtuvieron victorias en sus reclamos de democracia sindical aprovechando las «oportunidades» que se abrieron con la nueva versión del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá, hoy conocido como T-MEC. Lograron arrebatar  titularidades de sus contratos colectivos de trabajo (CCT) a la Confederación de Trabajadores de México (CTM), que sigue afiliando a la mayor parte de las y los trabajadores sindicalizados del país.

Desde finales de 2018, las y los trabajadores sindicalizados ya contaban con un nuevo entramado jurídico que abrió posibilidades de emprender luchas para democratizar sus sindicatos:  fue cuando la Cámara de Senadores ratificó el convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que garantiza la protección de los asalariados contra todo acto de discriminación y despido tendientes a menoscabar la libertad sindical; también se aprobó la Reforma Laboral de 2018, la cual representa un cuestionamiento radical a las prácticas corruptas en el mundo del trabajo. Ahora, en el marco del nuevo tratado comercial, los acuerdos laborales entre los tres países firmantes favorecen que sus trabajadores activen el mecanismo del apartado 23 laboral del T-MEC, para demandar el respeto a la libertad sindical cuando sea violentada.[1]

Hasta el momento, al apartado 23 laboral facilitó que cuatro colectivos de obreros que laboran en cuatro empresas de exportación lograran democratizar la vida sindical. En General Motors-Silao el Sindicato Independiente de Trabajadores y Trabajadoras de la Industria Automotriz (SINTTIA) salió triunfante frente a la CTM; en Panasonic-Reynosa el Sindicato Nacional Independiente de Trabajadores de Industrias y Servicios “Movimiento 20/32” (SNITIS) arrebató el CCT; en Teksid-Frontera el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSSRM) triunfó también frente a la CTM, y en  UV Manufacturas-Piedras Negras la victoria fue para la  Liga Sindical Obrera Mexicana (LSOM).

Obreras y obreros de Panasonic en Reynosa festejan firma de CCT con el SNITIS-Movimiento 20/32. Fuente: Columna Digital

En los cuatro conflictos el gobierno estadounidense validó los reclamos de los trabajadores emplazando a su contraparte mexicano a llevar a cabo acciones para garantizar la libertad sindical, reclamos que el gobierno federal a través de la Secretaría de Economía aceptó como válidos.

Cada uno de los movimientos tuvo su propia dinámica  por la ubicación de las empresas en las cadenas de valor,  diferentes actores y  posicionamientos de las empresas y el gobierno frente al conflicto y a las luchas y reclamos de democracia sindical de los propios trabajadores. Una de las características que engloban al conjunto de conflictos sindicales fue el involucramiento de actores sociales internacionales, ya sea participando directamente en la organización del descontento obrero y/o presionando a sus gobiernos y empresas para que se respete la demanda de democracia sindical. Algunas de las organizaciones internaciones con mayor incidencia fueron Public Citizen; AFL-CIO; UNIFOR Canadá; IndustriALL Global Union, entre otras.

La presencia de la sociedad civil en la fábrica no es una novedad, nos lo recordaba Luis Reygadas [2] en la década de 1990, en la que redes civiles internacionales actuaban en apoyo a las demandas de democracia sindical de los trabajadores.  Lo que sí es una novedad es, además de la continua participación de redes de solidaridad internacional, el involucramiento de actores estatales extranjeros en la vida sindical como se documenta en los casos de estudio referidos.   

La clase obrera francesa en huelga en defensa de trabajo, salario y jubilaciones. Foto tomada de internet.

Estos acontecimientos de la clase trabajadora generalmente son subestimados por un sector de la academia mexicana al ser vistos como incipientes y fragmentados. Al contrario,  pienso que son un embrión sindical que expresa la transformación del sindicalismo y el movimiento obrero mexicano del siglo XXI, más allá de cuál sea su derrotero final. Los acontecimientos referidos son parte de las luchas que la clase obrera mexicana ha dado para mejorar sus condiciones económicas y de democratización sindical, y que en su conjunto han configurado el México moderno, cuyos impactos aún están por verse. Por ejemplo,  el triunfo del sindicalismo independiente  (SINTTIA)  sobre la CTM en General Motors-Silao posibilitó que los independientes ahora sean mayoría en la industria automotriz, con poco más del 36 por ciento de los 63 mil trabajadores de las plantas automotrices a representar, es decir, más de 23 mil, según un estudio del Centro de Apoyo a la Libertad Sindical (CALIS). Asimismo, en la frontera norte el control férreo de la CTM en las maquiladoras sufrió fisuras con la gradual consolidación de los sindicatos independientes SNITIS y la LESOM.

Algunas de las lecciones que deja este episodio del movimiento obrero mexicano son: que el control sobre la clase obrera mexicana, aunque fuerte, no es absoluto. Los trabajadores mostraron una gran capacidad de agencia para aprovechar las oportunidades que la estructura política-económica permite, como la  renovación del acuerdo comercial T-MEC; que, contrariamente a lo que se pensaba, la transnacionalización de la industria no necesariamente mengua la capacidad de negociación del sindicato, más bien, lo que nos enseña es la necesidad de estudiar caso por caso, como los citados en este escrito.

En regiones del Estado español trabajadores en defensa de derechos laborales. Foto tomada de internet.

La pregunta que nos hemos hecho en ocasiones anteriores sigue vigente en lo referente a la autonomía sindical: ¿Hasta dónde está dispuesto el gobierno de la 4T en  permitir mayores márgenes de autonomía sindical? En el actual sexenio únicamente en dos ocasiones los trabajadores han puesto a prueba al obradorismo: en el conflicto sindical en las maquiladoras de Matamoros, Tamaulipas en el 2019 y en los conflictos mencionados en el presente escrito.  Sabremos más cuando el sindicalismo lo someta a otros y mayores retos de autonomía.

Finalmente, aún está por verse si más trabajadores mexicanos tienen la capacidad organizativa para acudir al Mecanismo de Respuesta Rápida del T-MEC (apartado 23); también está por verse si el Estado mexicano y el sindicalismo tradicional continúan aceptando la intromisión de los gobiernos de Estados Unidos y Canadá en las disputas sindicales. Mientras estos procesos continúan, aprendamos de la experiencia de estos obreros mexicanos que nos enseñan que, no obstante las múltiples adversidades, el sindicalismo independiente se mueve.  

7 de febrero de 2023

eleocadio14@gmail.com

** Foto de portada: Obreras y obreros de General Motors-Silao festejan triunfo independiente contra la CTM. Fuente: LaborNotes


[1] El apartado 23 es un mecanismo laboral de respuesta rápida del T-MEC que estipula que las empresas de Estados Unidos y Canadá pueden enfrentar aranceles y otras sanciones de no respetar la libertad sindical. Consultar en https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/485094/Reporte-TMEC_n10-esp_20190812_a.pdf

[2] Reygadas, Luis (2000) Ensamblando culturas. Diversidad y conflicto en la globalización de la industria. Gedisa, México.

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