Morir, matar o migrar: horizontes de vida en Guatemala /Por Walter E. López*

Creerá el lector que el título de este artículo es para llamar su atención. Con mucha frustración debo comunicarle que no es mi intención. Refleja de manera precisa la realidad de millones de personas en Guatemala cuyas perspectivas de vida se reducen a esas tres realidades. Mismas que utilizo para destacar algunas situaciones de la vida cotidiana en el país donde vivo desde hace once años. Para ello, le propongo dos miradas de análisis. Una cuantitativa que permitirá conocer la magnitud de las desigualdades, y otra cualitativa, para describir su profundidad.

Permítame contarle, muy brevemente, algunas generalidades sobre este país centroamericano. Los problemas de Guatemala son múltiples y provienen de su larga y atropellada configuración histórica como Estado nación. La primera experiencia democrática, que logró importantes avances sociales, fue frustrada por un golpe militar en 1954 que dio paso a regímenes autoritarios que se extendieron por poco más de tres décadas. El encuadre ideológico que propició la Guerra Fría, las condiciones de desigualdad y la determinación de las fuerzas revolucionarias guatemaltecas para cambiar la realidad social abrieron paso a la guerra civil que duró 36 años. Este conflicto dejó aproximadamente 200,000 muertos y alrededor de 45,000 desaparecidos.

Esta cifra incluye a las poblaciones indígenas víctimas de genocidio perpetrado por las fuerzas armadas de Guatemala mediante la política de tierra arrasada[1]. En 1996, la firma de los Acuerdos de Paz puso fin a 36 años de guerra y abrió la puerta a un nuevo régimen democrático que no ha terminado de cuajar. Pues esos acuerdos, que representaban el nuevo pacto social de relaciones entre los diferentes grupos étnicos y diversos sectores de la sociedad, no se han cumplido. Al año 2022 prevalecen las mismas condiciones que dieron origen a la guerra. La pobreza, la marginación y exclusión de grandes grupos de población, especialmente indígenas de las áreas rurales, es el pan de cada día.

Figura 1. Ocupación militar, Finca La Perla. Ixcán, Quiché, 1982/  © Jean-Marie Simon
Figura 2. Juicio por genocidio al Gral. Efraín Ríos Montt, 2013 / Plaza Pública

En términos demográficos, según datos del Censo realizado el 2018, Guatemala está habitada por 14,901,286 millones de personas, de las cuales 48.7% son hombres y 51.5% son mujeres. De estas personas, 43.8% es de alguna etnia indígena y 56% es mestizo, o ladino. El resto se identificó como extranjero. La actividad económica es agrícola y la mayoría de la fuerza laboral (70.8%) se encuentra en el sector informal.

Morir

El término morir no se reduce al fin de la vida biológica o a la corrupción de los cuerpos. En términos más amplios, implica estar situado en un conjunto de desigualdades estructurales que poco a poco va mermando la estructura biológica, sí, pero también la alegría, la vitalidad que da plenitud de las personas. Es una aniquilación del alma, espíritu y cuerpo que va incapacitando a las personas hasta la muerte biológica. En cambio, vivir es estar bajo condiciones de bienestar que permiten a la humanidad desplegar su potencial. Venir al mundo, es la condición necesaria, pero no suficiente. Vivir implica gozar y disfrutar de condiciones básicas de existencia. De manera que, cuando hablamos del derecho a la vida, debemos plantearnos seriamente las condiciones socioculturales que la posibilitan. ¿Cuáles son las condiciones que ofrece un país como Guatemala a la mayoría de sus habitantes? Veamos.

Guatemala es un país de ingresos medios altos. Según datos del Banco Mundial, el PIB per cápita anual del 2021 fue de $5,025.6 USD[2] (dólares americanos por sus siglas en inglés). El último dato del Instituto Nacional de Estadística de Guatemala indica que el ingreso promedio mensual de una persona es de $285.00 USD y el costo de la Canasta Básica Alimentaria[3] es de $394.00 USD. A pesar de ser la economía más grande de Centroamérica, y de tener indicadores macroeconómicos positivos, la estructura de desigualdad que prevalece tiene sumida a gran parte de la población en condiciones de precariedad y vulnerabilidad en términos de alimentación, acceso a servicios básicos y oportunidades de educación.

A manera de ejemplo, según datos de Unicef, 1 de cada 2 niños en Guatemala sufre desnutrición crónica[4]. Es el país latinoamericano con los peores índices de desnutrición crónica en niños menores de 5 años. De manera similar, el informe sobre el Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y Nutricional[5], este país tiene el porcentaje más alto de niños menores de 5 años con retraso en el crecimiento (42.8%). En otras palabras, casi la mitad de los niños menores de 5 años en Guatemala tienen una talla más baja para su edad, lo que refleja la malnutrición infantil cuyas consecuencias son graves para el desarrollo del ciclo de vida.

Figura 3. Medición de peso y estatura a la niñez en una aldea de Jocotán, Guatemala. Plaza Pública

Desde otra perspectiva, los datos de la red del NCD Risk Factor Collaboration[6] indican que Guatemala tiene la población juvenil femenina con más baja estatura en todo el mundo y no ha mejorado en más de 30 años. De 1985 a 2019, las niñas de Guatemala han ocupado el primer lugar sin mostrar mejoras, a diferencia de las niñas de otros países como Ecuador y Bolivia. El tema de la estatura no es un asunto estético, de fondo, lo que refleja este indicador es la falta de disponibilidad de los alimentos y de las estructuras que reproducen las prácticas de acceso diferenciado a ellos. Especialmente, esto afecta a las niñas indígenas que habitan en el área rural.

Figura 4. Medición de peso y estatura a la niñez en una aldea de Jocotán, Guatemala. Plaza Pública

En términos de acceso a la educación los datos no son mejores. Los años de escolaridad promedio de la población de 15 años y más en Guatemala apenas superan la educación primaria (6.2 años de escolaridad promedio).  En el área rural apenas alcanza los 4.5 años. Las tasas de cobertura neta, que dan cuenta de la cantidad de personas en edad obligatoria para asistir a un nivel educativo, son muy bajas con excepción de la primaria (95%). En el caso de la preprimaria la tasa alcanza 62%, secundaria 48% y bachillerato 25.2%. Además, la gente más pobre gasta más en educación. Las personas del quintil más bajo gastan hasta 17% de su salario. Y si les retiran los programas sociales que atienden temas educativos, este porcentaje se incrementa hasta 23%.[7]

Tabla 1. Gasto promedio de los hogares en educación

Quintiles de ingresoGasto promedio de los hogares destinados a educaciónGasto promedio de los hogares destinados a educación sin  el apoyo de los programas sociales
Q117.29%23.11%
Q28.33%10.40%
Q37.77%9.03%
Q47.56%8.28%
Q57.11%7.28%
Nota: Cálculos propios datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, 2014. Es la única encuesta disponible para calcular este indicador.  
Figura 5. Tareas en casa. Plaza Pública
Figura 6.  Niñas en la escuela. Plaza Pública

El gasto destinado a educación debe competir con otras necesidades como alimentación, salud, costes de la vivienda y servicios que colocan a las familias en la disyuntiva entre, seguir enviando a sus hijos a la escuela, o cubrir estas otras necesidades. El trabajo de campo que he hecho en diversas escuelas, aunado a otras experiencias de investigación en Guatemala, sugieren que las primeras sacrificadas son las niñas, pues según la estructura de distribución sexo-genérica del trabajo, ellas están “destinadas” al trabajo doméstico. Sin embargo, es un fenómeno que afecta a la niñez en general. Tal es el caso de algunas escuelas multigrado del departamento de Totonicapán en los altos de Guatemala. Como lo demuestra la investigación de Argueta (2021), una vez que las niños y niñas adquieren las habilidades de lecto escritura y cálculo, son retirados de la escuela por los padres para enviarlas a trabajar en tiendas o en tortillerías[8]. Los grados con mayor abandono escolar por este motivo son tercero y cuarto de primaria; lo que vulnera el derecho a la educación y viola la Constitución de Guatemala en términos de obligatoriedad.

Matar

Sin lugar a duda, otro de los flagelos que afecta al país centroamericano es la violencia. Aunque la tendencia en la tasa de muertes por cada 100,000 habitantes ha ido a la baja desde el 2010,[9] el temor y la percepción sobre la inseguridad persiste en la subjetividad de las personas. Especialmente notable en las manifestaciones objetivas y tangibles visibles al transitar por las calles de la ciudad. Pues son rápidamente identificables para el ojo avispado.

Una de estas manifestaciones tiene que ver con el polarizado de los carros. La gran mayoría de los carros que circulan por la ciudad capital llevan los vidrios polarizados. Su uso suele generar una sensación de seguridad frente a los asaltos a mano armada perpetrados por personas en motocicletas o a pie, que aprovechan el tráfico de la ciudad para acercarse a los carros. El polarizado, otorga una especie de barrera protectora, o  al menos de esa sensación. Pues es casi imposible ver dentro del carro.

Figura 7. Tránsito en Guatemala: Oliver Paniagua Emisoras Unidas

Otra manifestación perceptible es la cantidad de guardias privados que acompañan a los choferes de camiones repartidores de agua, refrescos u otros artículos de abarrotes. Del mismo modo, es común observar guardias de seguridad privada apersonados en puertas de comercios como farmacias, fondas, ferreterías, tiendas de conveniencia y otros. De igual manera, es muy común ver a estos guardias viajando en moto o transporte público con sus armas al hombro, como si se tratara de una simple lonchera o cualquier herramienta de trabajo. Igualmente, común es ver tienditas de barrios con rejas que brindan seguridad y cuyos propietarios las atienden desde dentro.

Por último, quiero mencionar otro elemento muy importante. Me refiero a la cantidad de colonias, condominios y apartamentos bordeados por muros y garitas de acceso custodiadas por guardias de seguridad privada. Todas estas manifestaciones generan, a mi parecer, una cultura del atrincheramiento que conduce a la atomización, con todo lo que esto implica. Estas dinámicas generan pequeños guetos, que no solo dificultan el tránsito, sino que impiden construir relaciones de confianza y comunidad entre las personas. Al mismo tiempo, sirven como mecanismos de desmovilización política que configura un individualismo a ultranza en el que cada cual ve por su propia seguridad y beneficio. Aunque, debo mencionar que algunos condominios y colonias están organizados contra la delincuencia, lo cual es un arma de dos filos, pues regularmente, toman la justicia en sus propias manos.

  Figura 8. Muro perimetral de una colonia privada. Plaza Pública
Figura 9. Guardia de seguridad vigilando desde una garita. Plaza Pública

Este atrincheramiento, derivado de violencia, real o imaginada, se vincula a las realidades impuestas por las actividades criminales de las pandillas. Este fenómeno es interesante debido al doble componente que juega roles decisivos en la estructura social guatemalteca. Por un lado, estos grupos son un espacio de socialización y camaradería para muchos jóvenes sin oportunidades. Se integran a ellas porque las encuentran atractivas y les sirven como espacio de afirmación que configura un tipo de masculinidad dominante, pero también funcionan como refugio frente a las dinámicas de violencia doméstica y falta de atención en su círculo familiar.

En un sentido completamente distinto, estas organizaciones representan una amenaza real para la sociedad, especialmente para microempresarios o propietarios de negocios pequeños en colonias y barrios no atrincherados. Pero también para las personas que habitan en los sectores urbanos que las pandillas dominan a placer y sobre las que ejercen un absoluto control.

En cuanto al primer grupo, microempresarios y pequeños propietarios de negocios formales o informales, las pandillas no forman parte de su cotidianidad hasta que el sistema de extorsiones toca sus puertas. Este sistema funciona de varias maneras. Me limito a describir dos de ellos. El primero se lleva a cabo mediante una llamada aleatoria (frecuentemente desde la cárcel) en la que solicitan dinero utilizando chantajes y amenazas. En ocasiones, los extorsionistas se valen de información personal para generar temor entre sus víctimas. El segundo mecanismo utilizado es el contacto directo entre las víctimas y las personas que forman parte de la banda de extorsionistas. Frecuentemente, las personas extorsionistas llegan a los negocios y dejan un teléfono celular, en el cual los propietarios reciben una llamada que indica la suma que deben pagar a cambio de sus vidas. En caso de no pagar la cuota, los sicarios aparecen para dar muerte a quien se encuentre en el negocio sin mediar palabra alguna.

Figura 10. Guardia privado custodiando a un repartidor. Plaza Pública
Figura 11. Forense trabajando con la evidencia de asesinato en una colonia en Guatemala. Plaza Pública

Adicionalmente, existe otro elemento menos visible y con consecuencias que transforman la vida de miles de personas que habitan en los barrios y colonias donde operan las pandillas. En una investigación que realicé para la Fundación Educativa Fe y Alegría[10], encontramos que la tercera razón de abandono escolar de un centro escolar era la extorsión. Cabe mencionar que la escuela en mención se encuentra en medio de dos territorios controlados por dos grupos de pandillas antagónicos hasta la muerte. Son el Barrio 18 y la Mara Salvatrucha (MS). Vale decir que, aunque la escuela sirve como un espacio de contención entre las disputas territoriales de estos grupos criminales, no ha sido ajena a las amenazas de parte de ambos grupos. Algunos docentes y otros miembros de la comunidad educativa han tenido que salir huyendo de la colonia por amenazas de muerte.

Pero no solo ellos, en mi trabajo de campo documenté casos que han obligado a familias enteras a cambiarse de hogar por varios motivos. Ya sea por negarse a pagar una extorsión, o para evitar que las mujeres adolescentes sean tomadas por la fuerza para iniciar una relación no consentida con uno de los miembros de las pandillas. Del mismo modo, muchos jóvenes han tenido que salir huyendo de sus casas para evitar ser reclutados obligatoriamente para participar de las actividades delictivas como el sicariato y la extorsión.

Para terminar esta sección, solo quisiera indicar que las principales víctimas de muerte violenta son hombres jóvenes. Según el informe de Infosegura del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En el año 2019, 9 de cada 10 víctimas de muerte violenta eran hombres y 4 de cada 10 eran jóvenes entre 18 y 30 años.[11] Sería interesante conocer el dato sobre el sexo y edad de quienes cometen estos crímenes. Se puede decir, previsiblemente, que los principales perpetradores son los hombres, pues son quienes nutren las redes criminales organizadas por las pandillas que ofrecen una dinámica de construcción de identidad delictiva atractiva relacionada con el poder, elemento esencial de la masculinidad destructiva.

Las condiciones de pobreza, exclusión, marginación, falta de oportunidades y violencia generalizada propicia la movilidad humana entre los cuales se encuentra la migración internacional. Las condiciones objetivas estructurales expulsan a las personas y les conducen a buscar mejores horizontes sin importar el riesgo. A propósito de las recientes noticias sobre la muerte de migrantes en cajas de tráileres, habrá gente que se pregunte por qué los migrantes se arriesgan tanto. ¿Qué motiva a tantas personas a arriesgar la vida en viajes transfronterizos? Incluso con hijos entre los brazos. Para muchas personas migrantes, no hay muchas opciones y salir del país es lo único que les queda. Veamos algunas situaciones sobre la migración.

Migrar

La movilidad humana tiene varias manifestaciones en Guatemala. Una de ellas es la migración interna que empuja a las personas a buscar mejores oportunidades en los cascos urbanos, de los cuales la ciudad capital de Guatemala es el principal destino. Asimismo, existe la migración temporal que produce el desplazamiento de personas de sus lugares de origen a los campos de café y caña. Estas personas dejan sus hogares temporalmente para ofrecer su fuerza de trabajo en las fincas e ingenios de grandes terratenientes. Existe también el desplazamiento forzado que implica trasladarse a otro lugar para huir de situaciones que amenazan la seguridad y la vida de las personas. Ya sea por violencia, cambio climático o por destrucción de viviendas y cultivos causadas por fenómenos naturales que producen deslizamientos de tierra o inundaciones.

La migración internacional es la tercera manifestación de la movilidad humana de la cual me ocupo en este espacio. La migración internacional tiene múltiples causas entre la que destaca la pobreza, la falta de oportunidades, el hambre, la violencia, y la reunificación familiar. Según un informe sobre la migración internacional en Centroamérica[12] casi la mitad de la población tiene deseos de migrar a otro país, y en el caso de Guatemala, la principal razón es económica.

Esta encuesta incluyó una pregunta para diferenciar el deseo, los planes y los preparativos concretos para el viaje migratorio. Aunque el informe no indica qué conlleva esos preparativos, podemos ver indirectamente en qué consisten. Hay, al menos, dos grandes rubros, los logísticos y los de carácter económico. En cuanto a los preparativos logísticos están contactar al coyote o a la persona que sirve de enlace, coordinar la llegada a la ciudad de destino en Estados Unidos, preparar la mochila y memorizar algunos procedimientos y datos importantes que son útiles en caso de cualquier imprevisto en el trayecto o en la llegada a suelo americano. Cabe decir que el enlace puede ser un familiar o amigo que ya está instalado en Estados Unidos, o bien una persona de la comunidad local. Es posible que las personas contacten directamente al coyote que, frecuentemente, vive en la comunidad. En cuanto a los preparativos económicos se puede identificar la cotización del viaje, disponer de los ahorros, la venta de una propiedad o recurrir a una deuda con prestamistas que, frecuentemente, piden a cambio las escrituras de propiedades como garantía de pago[13].

En una investigación que coordiné sobre educación y migraciones en ochos escuelas de Guatemala, algunas personas nos contaron que existen tres modalidades de migración y que se diferencian, no solo en el precio, sino en las condiciones del viaje[14]. Lo describo en la tabla 2, tal y como me lo contaron los informantes de dos escuelas.

Tabla 2. Tipos de viaje con costos y características.

Tipo de viajeCosto en pesos mexicanosCondiciones
VIP325,000Trayecto directo en autobús con un tiempo estimado de 20 días. Incluye comida y agua. Los coyotes ofrecen garantía de llegar a Estados Unidos.  
El de en medio208,000Trayecto alternando uso de autobús, caminata y autos particulares con un tiempo estimado de uno a dos meses. Incluye comida y agua. La llegada es medianamente garantizada.  
El barato156,000Trayecto de uno a dos meses mayoritariamente a pie y ocasionalmente en autobús, pero mayoritariamente en camiones de carga pesada. Incluye comida, generalmente sopa instantánea y agua. No se garantiza la llegada a Estados Unidos.
Nota: Información según las entrevistas de campo realizadas en 2021. Las realidades y los costos son muy parecidos en Zacualpa, Quiché y El Naranjo Petén, en el norte de Guatemala.

Esta lista no es exhaustiva, ni encierra la realidad de las dinámicas migratorias. Refleja únicamente la experiencia de dos comunidades al norte de Guatemala con altos flujos migratorios. Estos ejemplos sirven para identificar los servicios de las redes de coyotes y los costos en dos comunidades concretas. Es muy probable que en otros territorios existan otras dinámicas. Los informantes también nos contaron que los dos primeros tipos de viaje otorgan tres oportunidades para intentar cruzar México hasta llegar a Estados Unidos. Es decir, que los migrantes que pagan estos servicios, tienen hasta tres intentos para llegar a suelo estadounidense. Si no logran pasar en estos tres intentos, pierden su oportunidad y deben seguir pagando el viaje.

Figura 12. Migrantes en tránsito en espera de seguir su camino. Plaza Pública
Figura 13. Migrantes se desplazan hacia el muro fronterizo en Tijuana. Plaza Pública

A estas alturas, usted podrá notar que las condiciones estructurales de pobreza en Guatemala hacen casi imposible disponer de recursos para costear estos viajes para llegar hacer realidad el sueño americano. Muchas personas que no tienen propiedades, que no tienen forma de conseguir un préstamo o cuyos familiares en Estados Unidos no pueden pagar tal cantidad de dinero, deciden irse por su cuenta arriesgando su vida en el trayecto. Probablemente, esta es una de las razones por las cuales las caravanas migrantes son una excelente oportunidad de viajar en compañía y con la protección de grupo.

Horizontes

¿Qué decir de esta realidad devastadora? Cabe plantearse algunas preguntas y reflexiones finales que, en lugar de que concluya, deje temas abiertos para su análisis.

Entonces, ¿cuáles son las posibilidades reales de que en este país se impulse un modelo económico y social que revise sus fundamentos en función de hacer más equitativa la distribución de la riqueza? ¿Cuáles son las posibilidades de elegir a una clase política que se interese por el bienestar de las personas a quienes se supone representan? ¿Cómo revertir el asalto a las instituciones del Estado que hoy están al servicio de la corrupción y de intereses partidistas?

Por otro lado, ¿de qué manera Estados Unidos puede garantizar a sus contribuyentes que los millones de dólares invertidos en Centroamérica para frenar la migración no irán al saco roto? Como vimos, las realidades territoriales y dinámicas sociales son muy profundas como para pensar que proyectos de desarrollo locales, financiados con impuestos de las personas estadounidenses, pueden frenar la migración. Es como intentar vaciar el mar a guacalazos.

Por otro lado, lo más preocupante es que estas realidades desbordantes como la pobreza, la inseguridad, la migración y la carencia de servicios básicos son el caldo de cultivo para la proliferación de mesianismos políticos y populismos autoritarios como el caso de Bukele en El Salvador, Bolsonaro en Brasil y Trump en el vecino país del norte. Estos y otros personajes esgrimen soluciones fáciles a problemas complejos a partir de decisiones autoritarias y poco democráticas, pero que generan credibilidad entre las personas que están ávidas de respuestas rápidas y contundentes. En ese sentido, quienes tenemos por oficio el análisis de la realidad social tenemos grandes desafíos.

El primero es contribuir a la sociedad con investigaciones rigurosas, apoyadas en evidencia científica sólida. La evidencia empírica representa un aliado importante para la transformación de las estructuras sociales. Los discursos son buenos, hasta necesarios, pero son solamente eso, discursos. En cambio, la evidencia permite descubrir los mecanismos que configuran los problemas que aquejan a la sociedad. Identificarlos nos permite acometer la realidad social con mucha mayor precisión mediante las políticas públicas y otros procesos de participación social que involucra a los actores de los territorios.

El segundo tiene que ver con superar nuestros marcos interpretativos y afinidades teóricas para acercarnos a la realidad social. No en pocas ocasiones, nuestras filias ideológicas entorpecen nuestra mirada crítica. Especialmente a quienes nos encontramos en el área de influencia de posiciones progresistas. Es importante que las personas de ciencia social puedan ver más allá de las afinidades que mantienen con las personas mandatarias de turno que encajan en su perfil ideológico. Pues el espectro ideológico, el género, las características fenotípicas y la pertenencia étnica no garantizan en absoluto buenos gobernantes. Primero, capaces, después, decididos a combatir las causas estructurales de la pobreza y desigualdad con instrumentos institucionales y apegados a principios democráticos. Así, muchas personas no tendrían que elegir entre morir, matar o migrar.

12 de julio de 2022

welopez@url.edu.gt

**Portada: personas que esperan cruzar e México desde la orilla del Suchiate en Guatemala. Crédito Plaza Pública


*Walter E. López es sociólogo egresado del colegio de sociología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) y maestro en educación por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores Monterrey (ITESM). Actualmente trabaja como investigador de tiempo completo en la Universidad Rafael Landívar de Guatemala en donde coordina el Observatorio de Derechos Humanos y Políticas Públicas en el Instituto de Investigaciones Socio Humanistas.


Referencias

[1] Falla, Ricardo. (2016). Al atardecer de la vida. Ixcán. Masacres y sobrevivencia. Guatemala 1982. Volumen 4b. Vrip-Universidad Rafael Landívar, Universidad de San Carlos de Guatemala y Avancso.

[2] Página de datos del Banco Mundial. Consulte aquí.

[3] Según información del INE-Guatemala la CBA se define como un conjunto de alimentos que constituyen un mínimo necesario para satisfacer por lo menos las necesidades energéticas y proteínicas de una familia para un hogar de 4.7miembros. Consulte aquí.

[4] Página oficial de noticias de Unicef, Guatemala. Consulte aquí.

[5] FAO, FIDA, OPS, WFP y UNICEF. 2021. América Latina y el Caribe – Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional 2021: estadísticas y tendencias. Santiago de Chile, FAO.

[6] Página de la Red NCD Risk Factor Collaboration (NCD-RisC). Consulte aquí.

[7] López, Walter. (2020) ¿Regreso a clases en la nueva normalidad? Sí, pero con más igualdad.

[8] Argueta, Bienvenido, et al. (2022). Exclusión educativa en niñas, adolescentes y jóvenes k’iche’s. Documento institucional de la Fundación Educativa Fe y Alegría Guatemala.

En Guatemala las tortillas no se hacen en máquinas, se realizan a mano. Esta actividad está totalmente feminizada, especialmente entre niñas, adolescentes y jóvenes. Las condiciones de trabajo son muy precarias y esconden dinámicas infames de explotación laboral. Aquí un estudio de este tema.

[9] Robles, Marco; Mendoza, Carlos y Morales, Gabriela. (2022). Informe sobre la violencia homicida en Guatemala 2022. Observatorio de la Violencia Diálogos.

[10] Fe y Alegría es una fundación educativa internacional que hace efectivo el derecho a la educación a poblaciones con alto grado de marginalidad en todo el mundo. En Guatemala opera con subsidio del Estado de Guatemala y tiene 56 escuelas en todo el país y atiende aproximadamente a 17,000 estudiantes de niveles preprimaria hasta bachillerato.

[11] Infosegura. Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

[12] Ruiz Soto, Ariel G., Rossella Bottone, Jaret Waters, Sarah Williams, Ashley Louie, and Yuehan Wang. 2021. Charting a New Regional Course of Action: The Complex Motivations and Costs of Central American Migration. Rome, Washington, DC, and Cambridge, MA: World Food Programme, Migration Policy Institute, and Civic Data Design Lab at Massachusetts Institute of Technology.

[13] Debo esta identificación de preparativos a mi colega y compañera de trabajo Lizbeth Gramajo Bauer, académica destacada en temas de migración internacional a quien entrevisté personalmente.

[14] Informe del Observatorio de la Calidad Educativa de EJEGUA (En prensa).


Créditos de Fotografías

Figura 1.   / Ocupación militar, Finca La Perla. Ixcán, Quiché, 1982/  © Jean-Marie Simon. Guatemala. Eterna primavera, eterna tiranía. SOPHOS Editorial.  Foto original en esta publicación.

Figura 2. Juicio por genocidio al Gral. Efraín Ríos Montt, 2013

Figura 3. Medición de peso y estatura a la niñez en una aldea de Jocotán, Guatemala

Figura 4. Medición de peso y estatura a la niñez en una aldea de Jocotán, Guatemala

Figura 5. Tareas en casa

Figura 6.  Niñas en la escuela

Figura 7. Tránsito en Guatemala: Oliver Paniagua Emisoras Unidas

Figura 8. Muro perimetral de una colonia privada

Figura 9. Guardia de seguridad vigilando desde una garita

Figura 10. Guardia privado custodiando a un repartidor

Figura 11. Forense trabajando con la evidencia de asesinato en una colonia en Guatemala

Figura 12. Migrantes en tránsito en espera de seguir su camino

Figura 13. Migrantes se desplazan hacia el muro fronterizo en Tijuana

Un comentario

  1. Es triste saber que Guatemala mi pais es una nación que no podemos salir del fondo donde nos encontramos poque no hay oportunidades, no hay facilidades para las perdonas de condición media baja, nuestros impuestos no son invertidos, son despilfartados y robados, la corrupción es una de los males más arraigados, lo vemos tan normal, debido a que el pueblo no tiene voz ni voto por ese autoritarismo al que estamos acostumbrados a tener en el gobierno. Dirigen los más adinerados, moviendo todo a sus propios intereses. Y cuando el pueblo creyó poder tener la oportunidad de hacer justicia, la acción de los mismos gobernantes corruptos, la apagaron. Por eso mucha gente, e incluso gente acomodada no ve a Guatemala, como el país para realizarse. Tenríamos que cambiar nuestra manera de pensar como pueblo y accionar para vivir, resucitar y permanecer en el para hacerlo cambiar.
    Amo mi país y me gustaría verlo diferente.

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