2 de octubre, la importancia del nombre /por Lylia Palacios

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        “Tan sólo ha habido dos revoluciones mundiales. La primera se produjo en 1848. La segunda en 1968. Ambas constituyeron un fracaso histórico. Ambas transformaron el mundo.” (1)

               En Memoria de Manuel García, incansable luchador sindical regiomontano. Hasta siempre! 

Para los teóricos antisistémicos del epígrafe las movilizaciones espontaneas que estallaron en el año de 1968 en las capitales de Francia, Estados Unidos, Checoslovaquia, México, Japón e Italia, se movieron entre el descontento y las esperanzas. En unas la protesta fue liberadora, en otras hablaron los tanques y las balas.

A medio siglo, el  socialismo soviético desapareció, el tercer mundo nomás se extiende y el capitalismo alarga su vida cual vil Drácula. En el 68 confluyó la convicción espontanea de las profundas limitaciones de aquellos tres sistemas existentes: ninguno constituía una alternativa para las necesidades materiales y espirituales de toda sociedad.

Acerca de los significados e influencias en el mundo actual de aquella revolución mundial, se ha discutido y escrito durante todo este año. En México se han sucedido conferencias, simposios, exposiciones… y mañana día 2, tal vez no habrá un estado de la república donde no se realicen marchas, protestas, exigencias de justicia, porque en nuestro país la demanda masiva por libertades tuvo por respuesta la muerte, la desaparición y la cárcel.

En ninguno de los países donde se extendieron las movilizaciones hubo el grado de represión que hubo en México. Praga fue invadida por el ejército soviético y  Leonid Brézhnev carga con la responsabilidad histórica de haber colapsado, tal vez la última oportunidad, para que aquel ensayo socialista hubiese enriquecido la experiencia humana hacia una nueva sociedad. En México, la postración de la clase política ante el presidencialismo, nos ofreció uno de sus actos más ignominiosos, cuando el 1 de septiembre de 1969 en su informe ante el congreso, Gustavo Díaz Ordaz declaró “asumo íntegramente la responsabilidad personal, ética, social, política, jurídica e histórica por las decisiones del gobierno en relación con los suceso del año pasado.” A lo que le siguió, como en la más pura de las dictaduras,  el aplauso atronador de todos los presentes. ¡¡Le aplaudían a quien se asumía responsable de una matanza!!

Por lo anterior, un grupo de universitarios (que nos reunimos para divulgar que en este 2018, también se cumple medio siglo del movimiento estudiantil que luchó contra la privatización de la Universidad de Nuevo León y demandó su  autonomía), estamos convencidos de que si el 2 de octubre no se olvida, tampoco debemos olvidar a los responsables, por lo que este día primero fuimos a presentar la exigencia para que el cabildo de Monterrey elimine el nombre de Gustavo Díaz Ordaz a toda calle, colonia, mercado, etc., así como las placas y monumentos existentes. Proponemos la nomenclatura de Mártires de Tlatelolco; 2 de Octubre del 68, o, por la historia local, Heroínas del 47.

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1 de Octubre. Boulevard Díaz Ordaz, Monterrey-Sta. Catarina. Foto: Lylia Palacios

Esta exigencia es parte de la lucha por escribir nuestra propia historia, que hasta hoy, la siguen dictando quienes explotan y reprimen a los pueblos. La opresión y la subordinación también se normalizan mediante la imposición de monumentos y calles dedicados a próceres y líderes de las clases dominantes. En esta línea, desde el año pasado viene creciendo un movimiento en Estados Unidos, particularmente en los estados sureños de pasado esclavista, para derribar estatuas y monumentos dedicados a “héroes” confederados. Uno reciente en agosto pasado, cuando cientos de estudiantes derribaron la estatua del Confederado «Silent Sam» en la Universidad de Carolina del Norte.

No olvidar el 2 de octubre significa entonces, comprender que en México las libertades democráticas siguen siendo socialmente limitadas y económicamente selectivas. Que los barruntos de cambio no llegan a beneficiar a la base más pobre y marginada, al contrario, están frente a la profundización del despojo los pueblos indígenas, campesinos y los pobres de las urbes en transición. Y no olvidar hoy solo puede tener sentido tendiendo y extendiendo lazos de conocimiento, solidaridad y acción con todos aquellos pueblos, grupos e individuos que en este país y en el mundo están luchando.

1 de octubre de 2018

(1) Arrighi, Hopkins y Wallerstein (1999), Movimientos antisistémicos. Madrid: Akal.

PD: Con alegría hoy nos enteramos que igual demanda se hizo ante los gobiernos de los estados de Baja California y Chihuahua

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Atentamente les invitamos a acompañarnos a la Mesa de diálogo «2 de octubre/50 años. Nuestro pasado presente».  Auditorio  del Museo de Historia Mexicana.   Martes 2 de octubre, 7 pm.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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